HUGO SANCHEZ Y NOSOTROS (4)
En 1987,
La Vanguardia era todavía un periódico serio y bastante fiable. Cuando se presenta el FC Barcelona a su afición (29/7/1987) se reparten las broncas con el punto de mira puesto en el presidente Núñez y
Bernardo, especialmente en el primero de ellos, en medio de una atmosfera que no presagiaba nada bueno, la ya centenaria publicación consideraba que
“Schuster es el mejor fichaje del año”.
Por lo visto,
La Vanguardia se incluía en los pocos
grupos humanos que no eran conscientes de que
Bernardo -finiquitando contrato con el FC Barcelona en Junio de 1988- iba a utilizar el año que le quedaba por cumplir únicamente para recuperar un rodaje que con la inactividad de la temporada anterior, había perdido. En el verano de 1987, el Barça no hizo fichajes y la gran sorpresa fue el retorno de
Bernardo a la disciplina del club visto que no se encontraba ningún jugador extranjero con garantías. Una decisión alucinante en la que todo hay que decirlo, Terry Venables no estaba de acuerdo porque desconfiaba absolutamente de él al negarse sistemáticamente a renovar.
La verdad era que el Barça le servía la venganza al futbolista en puente de plata mientras que a 600 y pico de kilómetros de distancia, Ramón Mendoza frotándose las manos -desde la intromisión del FCB en el asunto de Hugo Sánchez se la tenía jurada a Núñez-, ya disponía de un principio de acuerdo con
Bernardo, y el FCB lo hacía todo más fácil incorporándolo para que el futbolista recuperara el tono físico adecuado, que la calidad no se pierde nunca.
Y no será porque un
Bernardo extrañamente locuaz, no iba dando pistas de sus intenciones en un futuro inmediato por tierra, mar y aire a los medios de Madrid de los que casi acabó convirtiéndose en invitado asiduo
(Memorias del Barça, Bernardo 1980-1988).
Incluso con el paso de los años, que suele amansarlo todo e incluso darle otra perspectiva, el calificativo más benigno que se le puede aplicar a la última temporada de
Bernardo con el Barça es
verguenza, en la más amplia acepción de la palabra, tanto por su actitud en el campo, como la que tuvo hacia sus compañeros a los que -equivocados o no, más lo primero que lo segundo- dejó literalmente tirados en su conflicto con Núñez y como la que adoptó otra vez hacía el público del Nou Camp.
Sin ir más lejos, la noche del 20/2/1988 ante el Athletic de Bilbao. El público la toma con Zubizarreta y con
Bernardo. El alemán en el descanso le comunica a Luis Aragonés -que ya había sustituido a Venables- que
no se encuentra bien. Además,
desaparece como en la final de Sevilla. Se va a su casa. Aquella misma semana había estado en Madrid reunido con Ramón Mendoza no hace falta explicar para qué. En global, no toda la culpa fue suya.
Bernardo se comportó como cabía esperar aprovechándose de un escenario que otros configuraron en una época en la que el Barça estaba en guerra consigo mismo. Jamás debió incorporarse al primer equipo aquella temporada. No solo no aporto nada, sino que contribuyó constantemente a que el incendio en vez de apagarse, se propagara. Lo alimentó.
En el Atlético de Madrid se inaugura el
Gilismo. El nuevo presidente, Jesús Gil, aterriza en el cargo cual elefante irrumpiendo en una cristalería. Contrata a la perla portuguesa Paolo Futre, al brasileño Alemao, al pucelano Eusebio, a Roberto López Ufarte de la Real Sociedad, a Quique Setién y recupera a Marcos Alonso del Barça. Además se trae a César Menotti para dirigir al equipo. Finalmente, lo que debía ser una clara alternativa al Madrid, se fue diluyendo progresivamente hasta desaparecer por completo. Vivió su momento cumbre en el Bernabeu la noche del sábado 7/11/1987 cuando se aprovecha (0-4) del desfondamiento de su rival que viene 48 horas antes de disputar una vuelta de la Copa de Europa en Oporto. El Atlético terminaría el campeonato en 3ª posición y Menotti sería cesado en la jornada 29 (20/3/1988) cuando el Madrid, en el Vicente Calderón, le devolvía el golpe venciendo 1-3.
El Madrid sufre las consecuencias del comportamiento de sus ultras durante el partido de vuelta de la semifinal contra el Bayern la temporada pasada (22/4/1987). A los 5 años de sanción a Juanito por su agresión a Matthaus, se le une el cierre del Bernabeu por dos partidos, lo que origina un descalabro económico de consideración (se habla de 150 millones porque además de impedir los ingresos por taquilla, la UEFA especifica que no se podrán emitir los partidos ni por TV ni por radio
El Mundo Deportivo 3/5/1987) y más cuando el sorteo puro y duro que no conoce ni cabezas de serie ni nada, enfrenta a los blancos al Napoles en la primera ronda y al Oporto (*) en la segunda.
(*) El partido de ida de los octavos contra los portugueses, vigentes campeones de Europa, acabó disputándose en el campo del Valencia (21/10/1987). El Madrid eliminaría tanto al Nápoles como al Oporto.
La Liga la abre el Barça en el Insular de Las Palmas (30/8/1987) con victoria 1-2. Para
El Mundo Deportivo “El nuevo Barça sufrió, sudó y venció”. Lo de
nuevo, no queda muy claro. Basta con echar un vistazo a la alineación que presentó Terry Venables, al que le quedaban tres partidos de Liga y uno de Copa de la UEFA como entrenador: Zubizarreta; Cristobal, Migueli, Moratalla, Julio Alberto, Víctor, Schuster, Roberto, Calderé (Carrasco), Urbano y Lineker.
A partir de ahí, el equipo se sumerge en el caos más absoluto que se recuerda. Pierde los siguientes 5 partidos de Liga (*). Antes, Venables -hasta aquél momento el entrenador más duradero bajo la presidencia de Núñez- es cesado después una derrota en el Nou Camp frente al Valencia por 0-1 (20/9/1987).
(*) En la jornada 6ª, noche de sábado (3/10/1987), visita el Nou Camp el Atlético de Madrid. Durante todo el día cae en Barcelona una espantosa cortina de agua que deja el terreno de juego punto menos que impracticable. El partido no debió jugarse nunca pero el inefable colegiado Ramos Marcos, no opina de esta manera y se carga el espectáculo, que tiene de todo menos de fútbol. En el minuto 70 se ve obligado a suspenderlo porque las condiciones del campo y la meteorología ya son dantescas. El marcador señalaba 1-1. Los 20 minutos restantes se jugaron el 28/10 y el Atlético acabó imponiéndose gracias a un gol de Marina.
El Madrid gana los primeros 8 partidos de Liga con unos números notables: 32 goles a favor por solo 2 en contra. Suma 16 puntos. Le siguen el Atlético, Celta y Athletic de Bilbao con 10. El Barça, que aún no ha conseguido ganar un partido en el Nou Camp, se encuentra en la posición 17ª con 5 miserables puntos.
Extenderse sobre el comportamiento del Barça en el desarrollo del campeonato de Liga 1987-88, es un ejercicio de sadomasoquismo. Nada menos que 7 partidos perdió como local: Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao, Osasuna, Valladolid, Sevilla, Valencia y Betis, además de ceder 3 empates con Mallorca, Sabadell y Las Palmas equipos que descenderían a 2ª aquella temporada. 17 puntos volaron de un Nou Camp que se iba vaciando dramática e implacablemente hasta tal punto que la Guardia Urbana decidió reducir a la mitad los efectivos los días de partido.
La temporada fue desarrollándose entre declaraciones explosivas de unos y otros -especialmente, unas de Nicolás Casaus contra el equipo:
“Es una desgracia y una vergüenza” (
El Mundo Deportivo, 27/3/1988)-, proclamas de una oposición a Núñez cada vez más virulenta, la depresión que padeció Luis Aragonés y que llevó por primera vez a
Charly Rexach a dirigir al equipo y una carta firmada por ochenta hombres notables del barcelonismo en la que se pedía la dimisión inmediata del presidente Núñez. Al mismo tiempo -Febrero de 1988-, los jugadores rompieron sus relaciones con la junta y se empezó a hablar en la prensa de un documento elaborado por ellos y de un conato de rebelión (
Cròniques del Barça 1899-1992. Editorial G&A). También se especuló con una insubordinación de los futbolistas unos días antes de la final de la Copa del Rey.
Precisamente en esa competición es donde el Barça, entre tormentas, granizadas y
tsunamis varios, recupera mínimamente una dignidad perdida hace mucho tiempo. No lo hará en la Copa de la UEFA donde es eliminado por el Bayer Leverkusen en cuartos de final de la forma más triste: empatando sin goles en Alemania (2/3/1988) y perdiendo en el Nou Camp 0-1 (16/3/1988).
Eliminando al Murcia, Español, Castellón y Osasuna, el FC Barcelona se clasifica para jugar la final del 30/3/1988 (*). Tres días antes, pierde su séptimo partido en el Nou Camp ante el Betis (0-1). En medio de un ambiente
de pre golpe de estado el Barça se desplaza a Madrid para medirse a una gran Real Sociedad que elimina al Atlético de Madrid en cuartos y al Madrid en semifinales, a este último, con un global de 5-0.
(*) Lo temprano de la fecha viene en función de la participación de la selección en la Eurocopa en la todavía República Federal Alemana a partir del 10/6/1988.
Estamos en miércoles y en el Bernabeu. Abrumadora presencia de seguidores de la Real Sociedad: apenas 3.000 barcelonistas han viajado siguiendo al equipo. El funeral está servido. Pero contra todo pronóstico, el Barça se hace con la victoria y el título gracias a un gol de Alesanco en el minuto 61 aprovechando un rechace del meta realista Arconada a disparo de Lineker.
La Real dominó territorialmente, pero las mejores ocasiones a la contra, las tuvo el Barça. Por primera vez, no hubo celebración oficial; la directiva decidió suprimirla. El horno no estaba para bollos. Sin duda, uno de los títulos más tristes (
Historia del FC Barcelona 1899-1990).
En cualquier caso, la bomba no explotaría hasta el 28/4/1988, cuando los jugadores de la plantilla del primer equipo convocaron a los periodistas al Hotel Hesperia, situado en la zona alta de la ciudad. En una dura nota de siete puntos que incide en
la nefasta gestión del presidente, se detectaba aún sin nombrarlo, el verdadero motivo del motín: Hacienda.
El contencioso entre el Barça y
Bernardo, destapó una serie de irregularidades, especialmente en los llamados
contratos de imagen en la que los perjudicados, a la larga, iban a ser los jugadores. El club se negó a asumir los impuestos y las multas que generan las inspecciones de Hacienda. El entrenador, Luis Aragonés, se puso al lado de sus hombres en todo momento y ocupó un lugar preferente en la comparecencia en la que se emitió el manifiesto junto a los capitanes Alesanco y Víctor.
Bernardo, que ya había arreglado sus asuntos económicos con Núñez muy poco antes, se desvinculó completamente del asunto y a sus conflictos varios, añadía una ya imposible convivencia con sus compañeros.
Un poco antes de esta
película, el Madrid se proclama matemáticamente campeón cinco jornadas antes del final (24/4/1988) goleando al Betis en el Bernabeu por 6-0. No fue inquietado por nadie a lo largo del campeonato. Suma 62 puntos y marca 95 goles. La Real Sociedad acaba en 2ª posición con 51 puntos. Tercero, con 48, el Atlético de Madrid. Hugo Sánchez anota 29 goles en 36 partidos ligueros. Los marca de todos los colores, tamaños y formas y vuelve a convertirse en el máximo goleador, dejando muy atrás a Ruben Sosa del Zaragoza y a Bakero de la Real Sociedad con 18 y 17 goles respectivamente. Gary Lineker, si tenemos en cuenta las circunstancias que se dieron en todo el campeonato, consigue 16 meritorias dianas, las mismas que Julio Salinas en el Atlético de Madrid. La referencia a Steve Archibald aunque mortificante, es inevitable: el escocés fue cedido al Blackburn Rovers. Otra referencia: Mark Hughes también fue cedido pero al Bayern de Munich.
El Barça concluiría 6º, como en 1963 y 1965, rememorando la fase más oscura de los años sesenta. 39 paupérrimos puntos a 23 de un Madrid que otra vez, volvería a estrellarse en Europa. Consiguió tomarse la revancha de lo sucedido un año atrás ante el Bayern de Munich en cuartos de final y siempre, jugando a la ruleta rusa. En el Olímpico de Munich, a falta de 5 minutos para el final, pierde 3-0, pero dos acciones de Butragueño y Hugo Sánchez le arreglan la vida y la eliminatoria. Pero en semifinales, cuando ya era el gran favorito, cayó ante el PSV donde un joven Ronald Koeman ya sonaba como futurible para el Barça. En la vuelta de Eindhoven, el Madrid careció de fortuna y le sobró el portero holandés, Van Breukelen, héroe total del partido. En realidad, había dejado pasar la última oportunidad clara en mucho tiempo de conseguir el título continental. En los dos ediciones siguientes no tuvo opción posible al topar con un Himalaya futbolístico: el AC Milan de Arrigo Sacchi, el cual el 1/5/1988 se permitía el lujo de poner el Estadio de San Paolo patas arriba derrotando al Nápoles de Maradona (2-3) en el partido decisivo y recuperar el
Scudetto después de 9 temporadas, alguna de ellas, muy difíciles. El PSV se proclamaría por primera vez en su historia campeón de Europa el 25/5/1988, al derrotar al Benfica en la tanda de penaltys en la final disputada en Stuttgart.
El 30/4/1988 el Madrid visita el Nou Camp ya como campeón y dos días después de los hechos del Hotel Hesperia. La afición, que se posicionó mayoritaria y abiertamente en contra de los jugadores, solo cubre en unas tres cuartas partes el aforo y abronca largamente en el precalentamiento a los futbolistas de ambos equipos y a su salida oficial al campo. Es de manicomio. Primero sale el Barça el cual, tras padecer un fuerte abucheo de su público, organiza un pasillo de honor al reciente campeón que es recibido con otra bronca corregida y aumentada (
Andres Astruells, El Mundo Deportivo, 1/5/1988), mientras que en los graderíos se puede leer en numerosas pancartas leyendas como
traidores y
peseteros, además de las alusivas al Madrid con las siglas PSV. En el fondo sur se producen incidentes varios con las fuerzas de seguridad.
Carrasco abre el marcador en el minuto 1 y el gol apenas se celebra. El Barça -que corre y pelea lo que no ha hecho en toda la temporada-, pasa literalmente por encima del Madrid entre un mar de broncas que ya difícilmente se sabe a quién van dirigidas. El único que no es silbado -¡que cosas!- es
Bernardo el cual, siempre según Andrés Astruells,
no metía la pierna ni por equivocación. El Madrid, dio la sensación de salir a despachar un trámite con la escasa motivación del que ya lo tiene todo hecho. Gary Lineker consigue el 2-0 en el minuto 25 de la 2ª parte y al final, los jugadores blaugranas formaron tímidamente en el centro del campo para saludar a la afición que reaccionó entre broncas y aplausos.
Aquél Barça-Madrid fue el último partido de
Bernardo con la camiseta del FC Barcelona. Aún faltaban 4 partidos de campeonato por jugarse. El 5/5/1988, Luis Aragonés anuncia entre razonamientos inconsistentes que
ya no jugará más partidos con el Barcelona. Lo cierto es que hace tiempo que solo tiene la cabeza en el Madrid, en su nuevo chalet allí y en el nacimiento inminente de su cuarto hijo (
El Mundo Deportivo, 6/5/1988). Y Ramón Mendoza, consumando su venganza, que lo espera con los brazos abiertos.
El 21/5/1988 se entrena por última vez con el Barça. La relación con sus compañeros se ha corrompido hasta tal punto que los altercados ya amenazan en terminar en la sección de sucesos. Acaba el entrenamiento antes que ellos y se va sin despedirse de nadie, dejando atrás casi ocho años. Un futbolista genial con la cabeza llena de cortocircuitos. Una carrera que no alcanzó logros más espectaculares a causa precisamente de esa magnífica cabeza germánica. En cualquier caso, se quiera o no, los mejores años de
Bernardo los dio en el FC Barcelona. Buen viaje.
Días antes, el 4/5/1988,
el profeta firma su contrato como nuevo entrenador del FC Barcelona. Ni siquiera contempla una muy hipotética recuperación de
Bernardo para el equipo. No le interesa.
“Aquí las normas las pongo yo y el que no las acepte se irá a la calle”.
A partir de ese momento, a pesar de que la nave dirigida por
el profeta pasaría por no pocas dificultades, incluso llegando a un punto que parecía sin retorno, para el Barça, empezaba a amanecer.