titojose54
23/04/2013, 18:35
De vuelta a la titularidad, el portero blanquivioleta fue el más activo del fin de semana con ocho paradas.
«¿Spider-Man? No, no, yo me llamo Jaime...».
La voz del portero del Real Valladolid suena jovial desde Valdepeñas (Ciudad Real). No es el distrito neoyorquino de Queens, pero el último salvador blanquivioleta se encuentra a gusto en su propio hogar. Jaime atraviesa días de dicha profesional. Los elogios le han llovido tras su vuelta a la titularidad el pasado sábado en Granada. Lucas Alcaraz, técnico del conjunto nazarí, aportó el símil: «Parecía Spider-Man». Pero Jaime lo niega. Como hacen todos los superhéroes, por otra parte.
«... No, no, Spider-Man no. Jaime Jiménez».
Las ocho paradas acrobáticas, con gran exhibición de reflejos, guantes veloces y saltos portentosos, le convirtieron en el portero más activo del fin de semana en Primera División. La aracnofobia se apoderó otra vez del Nuevo Los Cármenes, donde el guardarredes (o lanzarredes...) ya detuvo dos penaltis con el escudo del Elche en el 'play-off' de 2011.
A Jaime le volvió a morder un insecto radiactivo cuando Miroslav Djukic anunció en la charla previa que le devolvía la titularidad perdida. El 6 de octubre de 2012, fecha de su último encuentro liguero, quedaba muy lejos. En Granada tocaba colocarse de nuevo bajo los reflectores.
«El fútbol tiene estas cosas. Yo llevo mucho tiempo en esto», dice Jaime, de 32 años. «El puesto de portero es especial, complicado, delicado. Hay que estar bien mentalmente. No era un día para que hiciera más de lo que sé. Debía permanecer tranquilo y seguro. Y todo salió muy bien en el plano personal y también en el grupal, que era lo más importante».
Si el Real Valladolid arrancó un empate a uno en Granada fue por dos factores: la precisión germánica de Patrick Ebert a la hora de botar faltas y, especialmente, la actuación estelar de Jaime Jiménez, un muro ante la avalancha de remates del conjunto andaluz.
«Se jugaban muchísimo. Toda la semana concentrados, con campañas en prensa, dos puntas en ataque... Pusieron toda la carne en el asador para ganar y nosotros, a pesar de no salirnos el mejor partido de la temporada, luchamos mucho para sacar un punto de allí».
Cuando casi nadie aventuraba su vuelta la titularidad, Miroslav Djukic apostó por cambiar de nuevo la última pieza. Los fallos de Dani Hernández acabaron sentenciándole, como antes le había sucedido a Jaime. Y el guardameta de Valdepeñas volvió a enfundarse los guantes.
«Yo me dedico a entrenarme todos los días. Intento irme a casa con los deberes hechos después de cada sesión. Siempre he respetado las decisiones de todos los entrenadores que he tenido. Y con Djukic ha sucedido lo mismo. Lo importante es el Real Valladolid, no yo. Luego, en el plano personal, a todos nos gusta jugar. Si se puede ayudar al equipo desde dentro, pues doble satisfacción».
Como tantos y tantos jugadores, Jaime Jiménez mantiene la concentración gracias a sus ritos prepartido. Sale al campo, reza algunas oraciones, se santigua y toca el larguero. Además, y como le sucedería a 'Spidey' con tío Ben y tía May, piensa en su familia. «Esa es mi gran motivación», apunta Jaime Jiménez Merlo. «Hacerlo bien por ellos, que son los que están siempre, en los buenos y en los malos momentos. Tampoco puedo olvidar que represento a a un escudo y a una ciudad, y que debo responder ante mis compañeros y ante la afición».
El Granada se lanzó en tromba hacia la portería del Real Valladolid. Los atacantes rivales (Nolito, Ighalo, El Arabi...) parecían el Duende Verde, Buitre o el Doctor Octopus, tres archienemigos del trepamuros. Jaime tuvo trabajo desde los primeros minutos, pero, a diferencia de los guardametas vociferantes que cargan contra sus defensas, el cancerbero blanquivioleta optó por mantener su estilo habitual. «Hay porteros a los que les gusta echar la bronca. Creo que ese es una actitud del pasado. A mí gusta ayudar a mis compañeros. En el 99% de los casos son súper listos y saben dónde tienen que estar, pero tal vez en algún momento les pueda ayudar. Y ellos a mí. Que me digan cuando salgo a por un balón aéreo 'cuidado, estás solo' o 'te vas a chocar'. Yo no soy de echar broncas. Cuando un compañero corta el balón, le aplaudo y le doy ánimos. Me gusta que me traten igual. Lógicamente lo decimos de forma clara, fuerte y concisa. No me va a susurrar un compañero: 'por favor, ten cuidado, que viene un contrario'. Son milésimas de segundo».
El estadio de Los Cármenes recibió a Jaime Jiménez a insulto limpio. Su presencia en la portería del Real Valladolid rememoró las angustias que se vivieron en el 'play-off' de 2011, cuando mantuvo a cero la portería del Elche después de parar dos lanzamientos consecutivos de penalti en el minuto 95 del choque de ida. «Me sorprendió el recibimiento, me sorprendió bastante. Seguro que lo recordaban. No presto mucha atención, pero en algunos lances escuchas cosas. Y sobre todo al final, cuando iba a los vestuarios y oía los cánticos contra mí... Bueno, en todos los estadios se escuchan. El portero siempre sufre y en este caso me llevo la peor parte cuando me dicen cosas, aunque me suelo abstraer bastante», declara.
Después de su brillante vuelta a la titularidad, Miroslav Djukic le reconoció el trabajo bien hecho y le dio un abrazo. «El míster nos felicitó a todos por el partido realizado. Pero ya está. Hay que pensar en el siguiente».
Jaime acaba contrato el próximo 30 de junio. De momento, no hay noticias sobre su renovación, aparcada durante los últimos meses. «Ya dije que no iba a hablar. Es un asunto que lleva mi representante. Bastante tengo con lo deportivo, con el tema de intentar salvarnos. Me centro en trabajar para mantener al equipo en Primera División. Es beneficioso para todos: ciudad, club, afición, medios de comunicación... Ya habrá tiempo de sobra para mirar al futuro».
El portero tampoco quiere recrearse en los elogios. Conoce el carácter vaporoso del fútbol. «Nos gusta que nos digan que lo hemos hecho bien, pero hoy somos héroes y mañana, villanos. Un día seré Spider-Man y otro, el doctor Maligno».:gol:
Fuente: EFE.
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Jaime Jimenez, Guardameta del Real Valladolid.
«¿Spider-Man? No, no, yo me llamo Jaime...».
La voz del portero del Real Valladolid suena jovial desde Valdepeñas (Ciudad Real). No es el distrito neoyorquino de Queens, pero el último salvador blanquivioleta se encuentra a gusto en su propio hogar. Jaime atraviesa días de dicha profesional. Los elogios le han llovido tras su vuelta a la titularidad el pasado sábado en Granada. Lucas Alcaraz, técnico del conjunto nazarí, aportó el símil: «Parecía Spider-Man». Pero Jaime lo niega. Como hacen todos los superhéroes, por otra parte.
«... No, no, Spider-Man no. Jaime Jiménez».
Las ocho paradas acrobáticas, con gran exhibición de reflejos, guantes veloces y saltos portentosos, le convirtieron en el portero más activo del fin de semana en Primera División. La aracnofobia se apoderó otra vez del Nuevo Los Cármenes, donde el guardarredes (o lanzarredes...) ya detuvo dos penaltis con el escudo del Elche en el 'play-off' de 2011.
A Jaime le volvió a morder un insecto radiactivo cuando Miroslav Djukic anunció en la charla previa que le devolvía la titularidad perdida. El 6 de octubre de 2012, fecha de su último encuentro liguero, quedaba muy lejos. En Granada tocaba colocarse de nuevo bajo los reflectores.
«El fútbol tiene estas cosas. Yo llevo mucho tiempo en esto», dice Jaime, de 32 años. «El puesto de portero es especial, complicado, delicado. Hay que estar bien mentalmente. No era un día para que hiciera más de lo que sé. Debía permanecer tranquilo y seguro. Y todo salió muy bien en el plano personal y también en el grupal, que era lo más importante».
Si el Real Valladolid arrancó un empate a uno en Granada fue por dos factores: la precisión germánica de Patrick Ebert a la hora de botar faltas y, especialmente, la actuación estelar de Jaime Jiménez, un muro ante la avalancha de remates del conjunto andaluz.
«Se jugaban muchísimo. Toda la semana concentrados, con campañas en prensa, dos puntas en ataque... Pusieron toda la carne en el asador para ganar y nosotros, a pesar de no salirnos el mejor partido de la temporada, luchamos mucho para sacar un punto de allí».
Cuando casi nadie aventuraba su vuelta la titularidad, Miroslav Djukic apostó por cambiar de nuevo la última pieza. Los fallos de Dani Hernández acabaron sentenciándole, como antes le había sucedido a Jaime. Y el guardameta de Valdepeñas volvió a enfundarse los guantes.
«Yo me dedico a entrenarme todos los días. Intento irme a casa con los deberes hechos después de cada sesión. Siempre he respetado las decisiones de todos los entrenadores que he tenido. Y con Djukic ha sucedido lo mismo. Lo importante es el Real Valladolid, no yo. Luego, en el plano personal, a todos nos gusta jugar. Si se puede ayudar al equipo desde dentro, pues doble satisfacción».
Como tantos y tantos jugadores, Jaime Jiménez mantiene la concentración gracias a sus ritos prepartido. Sale al campo, reza algunas oraciones, se santigua y toca el larguero. Además, y como le sucedería a 'Spidey' con tío Ben y tía May, piensa en su familia. «Esa es mi gran motivación», apunta Jaime Jiménez Merlo. «Hacerlo bien por ellos, que son los que están siempre, en los buenos y en los malos momentos. Tampoco puedo olvidar que represento a a un escudo y a una ciudad, y que debo responder ante mis compañeros y ante la afición».
El Granada se lanzó en tromba hacia la portería del Real Valladolid. Los atacantes rivales (Nolito, Ighalo, El Arabi...) parecían el Duende Verde, Buitre o el Doctor Octopus, tres archienemigos del trepamuros. Jaime tuvo trabajo desde los primeros minutos, pero, a diferencia de los guardametas vociferantes que cargan contra sus defensas, el cancerbero blanquivioleta optó por mantener su estilo habitual. «Hay porteros a los que les gusta echar la bronca. Creo que ese es una actitud del pasado. A mí gusta ayudar a mis compañeros. En el 99% de los casos son súper listos y saben dónde tienen que estar, pero tal vez en algún momento les pueda ayudar. Y ellos a mí. Que me digan cuando salgo a por un balón aéreo 'cuidado, estás solo' o 'te vas a chocar'. Yo no soy de echar broncas. Cuando un compañero corta el balón, le aplaudo y le doy ánimos. Me gusta que me traten igual. Lógicamente lo decimos de forma clara, fuerte y concisa. No me va a susurrar un compañero: 'por favor, ten cuidado, que viene un contrario'. Son milésimas de segundo».
El estadio de Los Cármenes recibió a Jaime Jiménez a insulto limpio. Su presencia en la portería del Real Valladolid rememoró las angustias que se vivieron en el 'play-off' de 2011, cuando mantuvo a cero la portería del Elche después de parar dos lanzamientos consecutivos de penalti en el minuto 95 del choque de ida. «Me sorprendió el recibimiento, me sorprendió bastante. Seguro que lo recordaban. No presto mucha atención, pero en algunos lances escuchas cosas. Y sobre todo al final, cuando iba a los vestuarios y oía los cánticos contra mí... Bueno, en todos los estadios se escuchan. El portero siempre sufre y en este caso me llevo la peor parte cuando me dicen cosas, aunque me suelo abstraer bastante», declara.
Después de su brillante vuelta a la titularidad, Miroslav Djukic le reconoció el trabajo bien hecho y le dio un abrazo. «El míster nos felicitó a todos por el partido realizado. Pero ya está. Hay que pensar en el siguiente».
Jaime acaba contrato el próximo 30 de junio. De momento, no hay noticias sobre su renovación, aparcada durante los últimos meses. «Ya dije que no iba a hablar. Es un asunto que lleva mi representante. Bastante tengo con lo deportivo, con el tema de intentar salvarnos. Me centro en trabajar para mantener al equipo en Primera División. Es beneficioso para todos: ciudad, club, afición, medios de comunicación... Ya habrá tiempo de sobra para mirar al futuro».
El portero tampoco quiere recrearse en los elogios. Conoce el carácter vaporoso del fútbol. «Nos gusta que nos digan que lo hemos hecho bien, pero hoy somos héroes y mañana, villanos. Un día seré Spider-Man y otro, el doctor Maligno».:gol:
Fuente: EFE.
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Jaime Jimenez, Guardameta del Real Valladolid.