titojose54
18/01/2013, 20:14
El Betis reaccionó con entereza y fe a los goles de Falcao y Filipe en un gran partido.
El Atlético De Madrid puso rumbo a la semifinal de la Copa del Rey frente a un adversario de tronío, el Betis, que acampó solvente en el Calderón y mereció al menos un gol. Fue un gran partido con dos versiones extremas: el Atlético gobernó con energía, profundidad y goles en la primera parte y desapareció en la segunda, laminado por un fabuloso Betis que no se arrugó por el resultado.
En otro tiempo aquella sucesión de remates frente a Courtois no se habría prolongado hasta cuatro rechaces favorables. El gol del Betis habría entrado a la primera y el gozo del Atlético se hubiera ido al pozo del desconsuelo. Pero en ese minuto 27, con 2-0 en el marcador, los jugadores rojiblancos protegieron su portería con todas las extremidades del cuerpo. Uno rechazó con la pantorrilla, el otro con el muslo, el tercero con la tripa y Courtois coronó la exhibición defensiva con su manopla izquierda. Cinco segundos de angustia después, el balón acabó en el córner.
Esa acción explica la inversión de la tendencia en el Calderón. Frente a antiguas posturas lánguidas, cuerpos inertes y mentes desconectadas, el Atléti manifiesta ardor guerrero y un rendimiento en el extrarradio del cien por cien. El Manzanares se muestra orgulloso de un equipo que deja ronchas de piel sobre el césped.
Atravesó la M-30 el Betis y compuso una eficaz representación ante un rival que aúna dos virtudes por encima del resto: juega con mucha intensidad y, en contra del ideario general, busca la combinación. El Betis, plantado con solvencia en el campo, actuó con ideas claras y actitud valiente, pero fue desarbolado por un Atlético pujante, instalado en una especie de torbellino. Parecía una final para los colchoneros o esa impresión trasladó a la grada, que necesitó poca agitación para engancharse a su equipo en una ola.
Fue brillante el Atlético De Madrid en la primera media hora. Se manejó con velocidad, anticipación y toque preciso. Una de sus mejores intervenciones en este curso pletórico, con quince victorias consecutivas en el Calderón. Funcionó como un resorte Diego Costa, una flecha entre la defensa verdiblanca. Y actuó con inteligencia Raúl García mezclándose entre líneas. Jugó muy bien Arda Turan, fino en la elaboración. Fue un acordeón el Atlético y refrendó su estilo con dos zarpazos. El primero, en un cabezazo de Falcao, y el segundo, con un gran zurdazo de Filipe.
Los goles no arrollaron al Betis, que nunca le perdió la cara al encuentro. Supo siempre que debía marcar un gol y se afanó a la tarea con dedicación y empeño. El partido fue entonces fantástico, un intercambio de golpes entre dos equipos ambiciosos con el aporte del aroma extra de la Copa.
El Betis succionó el balón al Atléti en el segundo tiempo y se adueñó del partido en modo radical. Desapareció de repente el equipo del Cholo, que limitó su acción a despejar, aguantar, barrer y todos los verbos que se traduzcan por conservar el resultado y evitar un gol. Apareció Courtois para salvar a su equipo en un mano a mano con Molina y en muchos balones elevados. Perseveró el Betis hasta borrar al Atléti, pero el gol que mereció no llegó.
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Radomel Falcao.
El Atlético De Madrid puso rumbo a la semifinal de la Copa del Rey frente a un adversario de tronío, el Betis, que acampó solvente en el Calderón y mereció al menos un gol. Fue un gran partido con dos versiones extremas: el Atlético gobernó con energía, profundidad y goles en la primera parte y desapareció en la segunda, laminado por un fabuloso Betis que no se arrugó por el resultado.
En otro tiempo aquella sucesión de remates frente a Courtois no se habría prolongado hasta cuatro rechaces favorables. El gol del Betis habría entrado a la primera y el gozo del Atlético se hubiera ido al pozo del desconsuelo. Pero en ese minuto 27, con 2-0 en el marcador, los jugadores rojiblancos protegieron su portería con todas las extremidades del cuerpo. Uno rechazó con la pantorrilla, el otro con el muslo, el tercero con la tripa y Courtois coronó la exhibición defensiva con su manopla izquierda. Cinco segundos de angustia después, el balón acabó en el córner.
Esa acción explica la inversión de la tendencia en el Calderón. Frente a antiguas posturas lánguidas, cuerpos inertes y mentes desconectadas, el Atléti manifiesta ardor guerrero y un rendimiento en el extrarradio del cien por cien. El Manzanares se muestra orgulloso de un equipo que deja ronchas de piel sobre el césped.
Atravesó la M-30 el Betis y compuso una eficaz representación ante un rival que aúna dos virtudes por encima del resto: juega con mucha intensidad y, en contra del ideario general, busca la combinación. El Betis, plantado con solvencia en el campo, actuó con ideas claras y actitud valiente, pero fue desarbolado por un Atlético pujante, instalado en una especie de torbellino. Parecía una final para los colchoneros o esa impresión trasladó a la grada, que necesitó poca agitación para engancharse a su equipo en una ola.
Fue brillante el Atlético De Madrid en la primera media hora. Se manejó con velocidad, anticipación y toque preciso. Una de sus mejores intervenciones en este curso pletórico, con quince victorias consecutivas en el Calderón. Funcionó como un resorte Diego Costa, una flecha entre la defensa verdiblanca. Y actuó con inteligencia Raúl García mezclándose entre líneas. Jugó muy bien Arda Turan, fino en la elaboración. Fue un acordeón el Atlético y refrendó su estilo con dos zarpazos. El primero, en un cabezazo de Falcao, y el segundo, con un gran zurdazo de Filipe.
Los goles no arrollaron al Betis, que nunca le perdió la cara al encuentro. Supo siempre que debía marcar un gol y se afanó a la tarea con dedicación y empeño. El partido fue entonces fantástico, un intercambio de golpes entre dos equipos ambiciosos con el aporte del aroma extra de la Copa.
El Betis succionó el balón al Atléti en el segundo tiempo y se adueñó del partido en modo radical. Desapareció de repente el equipo del Cholo, que limitó su acción a despejar, aguantar, barrer y todos los verbos que se traduzcan por conservar el resultado y evitar un gol. Apareció Courtois para salvar a su equipo en un mano a mano con Molina y en muchos balones elevados. Perseveró el Betis hasta borrar al Atléti, pero el gol que mereció no llegó.
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Radomel Falcao.