titojose54
18/12/2012, 00:13
Los de Djukic desperdiciaron dos clarísmas ocasiones para marcar en el descuento.
Un auténtico juego del ratón y el gato disfrutaron los espectadores en Riazor con el partido entre el Deportivo y el Real Valladolid. Y al final nadie se llevó ni el gato al agua, ni el ascua a su sardina ni el queso a su ratonera. Un reparto de puntos que sirvió al Real Valladolid para seguir sumando pero que al Depor no le termina de sacar de la parte baja de la tabla.
Más temor que ganas de ganar evidenciaban los blanquiazules después de los primeros diez minutos obligados de presión local. Y los de Djukic, a la espera, agazapados atrás en torno a Sereno y Dani Hernández para impedir cualquier alegría a la parroquia gallega. Y a medida que pasaban los minutos el poder sobre el terreno de juego cambiaba de manos atendiendo a quien gobernase el balón con más criterio, mientras el rival se dedicaba a meterse en sus trincheras a la espera del despiste o el robo para lanzar el contragolpe. En los primeros cuarenta y cinco minuto no hubo vencedores ni vencidos. Ambos equipos disfrutaron de ocasiones para marcar, pocas, pero las hubo, y ambos salieron del terreno de juego satisfechos del empate en el electrónico.
El Real Valladolid tenía la novedad de Sereno en la defensa por el lesionado Rueda así como la presencia en el centro del campo de Bueno por la izquierda y Omar por la derecha en sustitución del también lesionado Ebert. No es lo mismo. Ni Omar fue una flecha en su banda cambiada, ni Bueno hizo de Omar por el lado contrario. Y eso lo echó de menos en un par de contras Óscar, que se tuvo que quedar con el balón y perderlo, sin poder dar un pase al hueco en profundidad. Ebert no estaba y Omar tampoco estaba... en su sitio.
Pizzi puso a prueba a Dani Hernández a los cinco minutos. El Deportivo salió a por todas de inicio, pero el arreón le duró apenas diez minutos. A partir de ese momento el dominio fue por rachas, a ráfagas como los boxeadores que lanzan una mano y luego se protegen por si acaso. Así, Óscar remató ante un bien colocado Luz a los 18 minutos, para que luego respondiese Dani Hernández al rebote fortuito que se llevó Bruno Gama. Pero sin duda la ocasión principal de estos 45 minutos estuvo en la cabeza y los pies de Óscar. Un doble remate del vallisoletano al que respondió Lux con dos soberbias paradas. Y parece que la jugada asustó a propios y extraños, porque los siguiente 20 minutos fueron un quiero y no puedo o no llego de ambos conjuntos, protegidos en sus defensas ante el temor de quedarse con el culo al aire antes que el rival.
Tras el descanso lo único que varió es que cada uno atacaba para el lado contrario. El Real Valladolid se estiró un poco más ante un Depor encogido y llegó con peligro al portal de Lux. De nuevo Óscar puso a prueba al guardameta albiazul. Los de Djukic llegaban más y mejor al área deportivista, pero no llegaban a enlazar el último pase previo al remate. Centro defectuosos, pases a la nada, desmarques imposibles... las ideas tan brillantes en la zona de creación se desactivaban en cuanto el balón veía el área.
Oltrá decidió cambiar la situación. Mandó a Valerón a los vestuarios, después a Pizzi y por último a Riki para dar entrada a tres delanteros como Salomao, Nelson Oilveira y Camuñas. El todo por el todo. Y a partir del primer cambio fue el Deportivo el que pasó a dominar por completo el partido. El Real Valladolid se defendía y con acierto. Nada menos que ocho córners botaron los gallegos por ninguno blanquivioletas es una clara prueba de las ansias ofensivas deportivistas. Y pese a que los de Oltrá se pasaban todo el tiempo en terreno de juego blanquivioleta apenas llegaron con peligro al portal de Dani Hernández, o al menos los remates gallegos no suponían un estrés excesivo para los de Djukic. El técnico blanquivioleta también hizo los oportunos y consabidos cambios y una vez más no sirvieron nada más que para mantener el resultado. Ni Guerra, ni Rubén Peña ni Sastre destacaron en los minutos que estuvieron en el césped de Riazor.
El partido caminaba rumbo al empate. El hombre del marcador se quedaba sin trabajo, pero precisamente en esos últimos diez minutos se produjeron las mejores y más claras jugadas de todo el partido para cada bando. Salomao envió al mar un remate a dos metros de la portería de Dani y después Nelson Oliveira disparó junto a la cepa del poste. Fueron las últimas balas gallegas y resultaron postas. El Real Valladolid respiró aliviado contando con el 0-0, pero sin quererlo dispuso de dos ocasiones que seguramente en condiciones normales hubieran puesto a trabajar al hombre del marcador. Guerra envió fuera un contragolpe por exceso de individualismo y ya en el descuento Rubén Peña no estuvo listo a la hora de pasar el balón en un contragolpe de libro. De perder el partido a ganarlo en menos de cinco minutos y por partida doble.
Al final, justo y merecido empate en Riazor que concede al Real Valladolid el vigesimosegundo punto de la temporada. Ahora, espera el Barcelona el próximo sábado, a las 18:00 horas en Zorrilla.
Fuente: Manuel A. Pindado.
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Un momento del partido entre el Deportivo de la Coruña y el Real Valladolid.
Un auténtico juego del ratón y el gato disfrutaron los espectadores en Riazor con el partido entre el Deportivo y el Real Valladolid. Y al final nadie se llevó ni el gato al agua, ni el ascua a su sardina ni el queso a su ratonera. Un reparto de puntos que sirvió al Real Valladolid para seguir sumando pero que al Depor no le termina de sacar de la parte baja de la tabla.
Más temor que ganas de ganar evidenciaban los blanquiazules después de los primeros diez minutos obligados de presión local. Y los de Djukic, a la espera, agazapados atrás en torno a Sereno y Dani Hernández para impedir cualquier alegría a la parroquia gallega. Y a medida que pasaban los minutos el poder sobre el terreno de juego cambiaba de manos atendiendo a quien gobernase el balón con más criterio, mientras el rival se dedicaba a meterse en sus trincheras a la espera del despiste o el robo para lanzar el contragolpe. En los primeros cuarenta y cinco minuto no hubo vencedores ni vencidos. Ambos equipos disfrutaron de ocasiones para marcar, pocas, pero las hubo, y ambos salieron del terreno de juego satisfechos del empate en el electrónico.
El Real Valladolid tenía la novedad de Sereno en la defensa por el lesionado Rueda así como la presencia en el centro del campo de Bueno por la izquierda y Omar por la derecha en sustitución del también lesionado Ebert. No es lo mismo. Ni Omar fue una flecha en su banda cambiada, ni Bueno hizo de Omar por el lado contrario. Y eso lo echó de menos en un par de contras Óscar, que se tuvo que quedar con el balón y perderlo, sin poder dar un pase al hueco en profundidad. Ebert no estaba y Omar tampoco estaba... en su sitio.
Pizzi puso a prueba a Dani Hernández a los cinco minutos. El Deportivo salió a por todas de inicio, pero el arreón le duró apenas diez minutos. A partir de ese momento el dominio fue por rachas, a ráfagas como los boxeadores que lanzan una mano y luego se protegen por si acaso. Así, Óscar remató ante un bien colocado Luz a los 18 minutos, para que luego respondiese Dani Hernández al rebote fortuito que se llevó Bruno Gama. Pero sin duda la ocasión principal de estos 45 minutos estuvo en la cabeza y los pies de Óscar. Un doble remate del vallisoletano al que respondió Lux con dos soberbias paradas. Y parece que la jugada asustó a propios y extraños, porque los siguiente 20 minutos fueron un quiero y no puedo o no llego de ambos conjuntos, protegidos en sus defensas ante el temor de quedarse con el culo al aire antes que el rival.
Tras el descanso lo único que varió es que cada uno atacaba para el lado contrario. El Real Valladolid se estiró un poco más ante un Depor encogido y llegó con peligro al portal de Lux. De nuevo Óscar puso a prueba al guardameta albiazul. Los de Djukic llegaban más y mejor al área deportivista, pero no llegaban a enlazar el último pase previo al remate. Centro defectuosos, pases a la nada, desmarques imposibles... las ideas tan brillantes en la zona de creación se desactivaban en cuanto el balón veía el área.
Oltrá decidió cambiar la situación. Mandó a Valerón a los vestuarios, después a Pizzi y por último a Riki para dar entrada a tres delanteros como Salomao, Nelson Oilveira y Camuñas. El todo por el todo. Y a partir del primer cambio fue el Deportivo el que pasó a dominar por completo el partido. El Real Valladolid se defendía y con acierto. Nada menos que ocho córners botaron los gallegos por ninguno blanquivioletas es una clara prueba de las ansias ofensivas deportivistas. Y pese a que los de Oltrá se pasaban todo el tiempo en terreno de juego blanquivioleta apenas llegaron con peligro al portal de Dani Hernández, o al menos los remates gallegos no suponían un estrés excesivo para los de Djukic. El técnico blanquivioleta también hizo los oportunos y consabidos cambios y una vez más no sirvieron nada más que para mantener el resultado. Ni Guerra, ni Rubén Peña ni Sastre destacaron en los minutos que estuvieron en el césped de Riazor.
El partido caminaba rumbo al empate. El hombre del marcador se quedaba sin trabajo, pero precisamente en esos últimos diez minutos se produjeron las mejores y más claras jugadas de todo el partido para cada bando. Salomao envió al mar un remate a dos metros de la portería de Dani y después Nelson Oliveira disparó junto a la cepa del poste. Fueron las últimas balas gallegas y resultaron postas. El Real Valladolid respiró aliviado contando con el 0-0, pero sin quererlo dispuso de dos ocasiones que seguramente en condiciones normales hubieran puesto a trabajar al hombre del marcador. Guerra envió fuera un contragolpe por exceso de individualismo y ya en el descuento Rubén Peña no estuvo listo a la hora de pasar el balón en un contragolpe de libro. De perder el partido a ganarlo en menos de cinco minutos y por partida doble.
Al final, justo y merecido empate en Riazor que concede al Real Valladolid el vigesimosegundo punto de la temporada. Ahora, espera el Barcelona el próximo sábado, a las 18:00 horas en Zorrilla.
Fuente: Manuel A. Pindado.
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Un momento del partido entre el Deportivo de la Coruña y el Real Valladolid.