Dr.Lecter
21/04/2012, 02:15
Se acabaron especulaciones, bulos o medias verdades. José Mourinho seguirá en el Real Madrid porque siente que está ante un proyecto con recorrido, con margen de mejora, muy adelantado respecto al resto de grandes rivales europeos e, independientemente del clásico, en aparente estado de revista para discutir la supremacía al Barcelona. El club aprueba su modelo y lo demuestra con hechos y un nuevo contraro. El golpe de efecto queda como una muestra de seguridad de la entidad y del propio técnico. Alejados del ruido mediático que pone en cuestión al Madrid y frecuenta la genuflexión cada vez que analiza al Barcelona, pese a la evidencia de que la temporada, por el momento, es modélica, Florentino Pérez y José Mourinho han decidido que merece la pena seguir con una aventura fascinante. Y para ello, nada mejor que dejar las cosas claras justo en las vísperas de los partidos que decidirán el signo de la temporada. Hace ya algunos días que los jugadores no tienen dudas. Saben que ganen o pierdan hay un proyecto en marcha, una continuidad, un modelo con un entrenador que les ha llevado al umbral de la gloria. De momento se han sembrado la Copa del pasado año y varios records batidos. El trabajo se ha afinado para alcanzar títulos y respeto. Respeto del madridismo, ya que el entorno mediático siempre encontrará resquicios para ningunear todo lo que proceda del club blanco.
La decisión de seguir adelante con un matrimonio que más del 90 por ciento del madridismo ve con buenos ojos refuerza la sensación de gobierno y autoconfianza de un club que ya no deja su agenda y sus decisiones en manos ajenas e interesadas. La agenda la marca el Madrid. SI el presidente y el entrenador hubieran atendido a todas las barbaridades que se han lanzado este año desde las más diversas tribunas, probablemente se habrían sentido tentados de arrojarse desde un puente. A pesar de los resultados, de la realidad, todo parecía negativo, un desastre. Sin embargo, se ha decidido mantener un rumbo fijo, ajeno a dimes, diretes e infundios, cercano a lo que quiere una afición que, aún con errores lógicos e inevitables en cualquier modelo de gestión, se siente representada por un equipo con mayúsculas que da la cara siempre. Ganando y perdiendo.
La decisión de seguir adelante con un matrimonio que más del 90 por ciento del madridismo ve con buenos ojos refuerza la sensación de gobierno y autoconfianza de un club que ya no deja su agenda y sus decisiones en manos ajenas e interesadas. La agenda la marca el Madrid. SI el presidente y el entrenador hubieran atendido a todas las barbaridades que se han lanzado este año desde las más diversas tribunas, probablemente se habrían sentido tentados de arrojarse desde un puente. A pesar de los resultados, de la realidad, todo parecía negativo, un desastre. Sin embargo, se ha decidido mantener un rumbo fijo, ajeno a dimes, diretes e infundios, cercano a lo que quiere una afición que, aún con errores lógicos e inevitables en cualquier modelo de gestión, se siente representada por un equipo con mayúsculas que da la cara siempre. Ganando y perdiendo.