ACastilla
23/03/2012, 23:33
GUARDIOLA TIENE RAZÓN
[Only registered and activated users can see links]
Costaba creerlo. "No ganaremos esta Liga", había dicho Guardiola y muchos se resistían a aceptar esa afirmación. No era ninguna frase para motivar a sus jugadores, el entrenador del FC Barcelona se refería a los poderes fácticos que rodean el fútbol español. Después de que el Madrid pinchara y el Barça se colocara a seis puntos, esa máxima parecía más lejana, más increíble. Hoy, sin embargo, ha vuelto al primer plano de la credibilidad. O el Barça es muy, muy superior o no ganará esta Liga, porque siempre hay algún resorte que lo perjudica.
El reglamento es claro a la hora de sancionar un insulto como el de Pepe al árbitro. Es cierto que en otras ocasiones no se ha sancionado con cuatro partidos, el mínimo que refleja la ley, pero Pepe no es precisamente un futbolista sin pasado. Sólo le han caído dos partidos.
Lo de Sergio Ramos es peor. Tampoco es la primera vez, pero resulta vergonzoso que le retiren la primera tarjeta amarilla por defecto de forma, cuando la segunda debía ser roja directa. A Faria le sancionan menos cuanto más reincidente es y, en general, todo el mundo del fútbol siente de forma clara que el Madrid campa a sus anchas en unos comités de competición que hace tiempo han dejado de ser creíbles. Cristiano puede gritar la palabra "robar" acompañada de un gesto con las manos y nadie entrar de oficio y Sánchez Arminio callar.
Lo más importante del fútbol es el espíritu del juego y éste se ve pisoteado continuamente por las artimañas de técnicos como Mourinho, jugadores como Ramos o Pepe y miembros del comité como los de competición, que acaban encubriendo la realidad pintándola en forma jurídica.
Lo más importante del partido de Villarreal es que al equipo amarillo le birlaron dos penaltis y los blancos ofrecieron un lamentable espectáculo de histeria que acabó tapando la auténtica realidad de un empate sin fútbol. Pero el Madrid ha logrado que no haya fútbol, sólo crispación, polémica, árbitros, comités, palabras, presión, ruido mediático. Lo único que no le interesa debatir es el fútbol.
Costaba creerlo, pero Guardiola tenía razón. Y que quede claro: aún no lo hemos visto todo.
[Only registered and activated users can see links]
Costaba creerlo. "No ganaremos esta Liga", había dicho Guardiola y muchos se resistían a aceptar esa afirmación. No era ninguna frase para motivar a sus jugadores, el entrenador del FC Barcelona se refería a los poderes fácticos que rodean el fútbol español. Después de que el Madrid pinchara y el Barça se colocara a seis puntos, esa máxima parecía más lejana, más increíble. Hoy, sin embargo, ha vuelto al primer plano de la credibilidad. O el Barça es muy, muy superior o no ganará esta Liga, porque siempre hay algún resorte que lo perjudica.
El reglamento es claro a la hora de sancionar un insulto como el de Pepe al árbitro. Es cierto que en otras ocasiones no se ha sancionado con cuatro partidos, el mínimo que refleja la ley, pero Pepe no es precisamente un futbolista sin pasado. Sólo le han caído dos partidos.
Lo de Sergio Ramos es peor. Tampoco es la primera vez, pero resulta vergonzoso que le retiren la primera tarjeta amarilla por defecto de forma, cuando la segunda debía ser roja directa. A Faria le sancionan menos cuanto más reincidente es y, en general, todo el mundo del fútbol siente de forma clara que el Madrid campa a sus anchas en unos comités de competición que hace tiempo han dejado de ser creíbles. Cristiano puede gritar la palabra "robar" acompañada de un gesto con las manos y nadie entrar de oficio y Sánchez Arminio callar.
Lo más importante del fútbol es el espíritu del juego y éste se ve pisoteado continuamente por las artimañas de técnicos como Mourinho, jugadores como Ramos o Pepe y miembros del comité como los de competición, que acaban encubriendo la realidad pintándola en forma jurídica.
Lo más importante del partido de Villarreal es que al equipo amarillo le birlaron dos penaltis y los blancos ofrecieron un lamentable espectáculo de histeria que acabó tapando la auténtica realidad de un empate sin fútbol. Pero el Madrid ha logrado que no haya fútbol, sólo crispación, polémica, árbitros, comités, palabras, presión, ruido mediático. Lo único que no le interesa debatir es el fútbol.
Costaba creerlo, pero Guardiola tenía razón. Y que quede claro: aún no lo hemos visto todo.