titojose54
12/03/2012, 14:01
Javi Guerra y Sisi plasmaron con los goles la abrumadora superioridad de los blanquivioletas.
Un Real Valladolid espectacular en la segunda mitad, derribó a domicilio al Elche, ahuyentó fantasmas de crisis, demostró que sabe sufrir y rehacerse ante las adversidades, y mostró hechuras del equipo que era hace apenas dos meses. Los de Djukic se colocan con 51 puntos tras su victoria en la ciudad ilicitana y el domingo, se miden al Almería, el cuarto clasificado.
El de este domingo en el Martínez Valero ha sido de esos partido típicos de Segunda, en la que el juego brilla por su ausencia en la primera mitad y en el que aparece con toda su fuerza en la segunda parte. El Elche fue algo mejor en la mitad mala, y el Valladolid netamente superior en la mitad decisiva. Guerra, tras un jugadón de Bueno, y Sisi, cuando el partido agonizaba, después de una magnífica apertura de Rubio y un gran centro de Peña, doblegaron a un Elche agresivo pero que solo creo peligro cuando el Valladolid se equivocó en defensa.
El partido fue en su primer acto un mírame y no me toques de ambos. Ninguno quería que el otro tuviera el balón, pero ninguno era capaz de hilvanar algo peligroso. Mantecón y Generelo podían con Pérez y Bueno, mientras Rubio se incrustaba entre Rueda y Valiente para ayudar en la salida del balón. Esa era la idea, al menos, pero la falta de participación de Bueno en el partido perfectamente tapado por Generelo cortocircuitaba todo el esquema pucelano. Afortunadamente, Kike Mateo tampoco encontraba huecos y Nicki Billie se perdía en peleas y carreras inútiles. Y entre balón largo, centro malo, falta, pérdida y recuperación, llegó el gol ilicitano. Fue un mal centro de Peña que golpeó en un defensa. Xumetra recogió el balón y se lo envió en profundidad a Billie. El danés llegó después que Valiente, pero el central pucelano se la cedió mal a Jaime y le dejó la bola franca al danés, que quebró a Rueda y batió a Jaime. Era el minuto 45 y se repetía la película de la primera vuelta.
El gol no respondía a los méritos de ambos equipos, porque ninguno había hecho nada por marcar, así que visto lo visto, Djukic le dijo a Rubio que jugara más en paralelo con Víctor Pérez y más adelantado. Y el ajuste fue mano de santo, porque en la segunda parte el Elche se diluyó completamente. Pérez y Rubio mandaban y conectaban con Bueno. Y el Valladolid carburó. Producto de ese engarce fue el empate: balón de Pérez sobre Bueno, que quiebra a un defensor, rompe a otro dentro del área y cede a Guerra para que el malagueño supere a Juan Carlos. Era el minuto 10. y todo cambió a partir de entonces.
El Elche acusó el golpe como si hubiera recibido un directo de Foreman en pleno rostro y no reaccionaba. El problema de los locales era simple: se habían quedado sin laterales defensivos: Albacar se retiró lesionado en el descanso y Carpio se lesionó a poco de empezar el segundo acto. Bordalás tuvo que colocar a un medio centro defensivo, Luque, y mandar a Generelo a la derecha. Y Djukic descubrió la vía de agua en cuestión de segundos. Balones a Jofre, fue la orden. Y el catalán empezó a romper a la zaga. Y balones a Peña, y el salmantino criado en Barcelona, llegaba hasta la línea de fondo.
El partido estaba maduro, y Djukic volvió a mover pieza.Quitó a Bueno y metió a Óscar. Y el salmantino, que no ha perdido la forma pese a la lesión, se colocó diez metros por detrás de Guerra y diez por delante de Rubio y en paralelo a Pérez. Y la zaga del Elche implosionó.
Una parada de Juan Carlos y un balón al larguero evidenciaron las razones que argumentó Óscar para volver al equipo. El Valladolid era el dueño de todo: del balón, del juego, de las ocasiones, de las faltas... Todos los aspectos del juego estaban del lado blanquivioleta, así que era el momento de agarrar la llave inglesa y dar otra vuelta a la tuerca. Y apareció Marquitos en cancha. El ibicenco se colocó en la derecha. O en la izquierda, o donde hiciera falta, porque la idea era alternarse continuamente con Sisi. Balenziaga ya no subía, pero entre el albaceteño, el balear y el salmantino, con la ayuda inestimable de Rubio y el apoyo siempre eficaz de Pérez, el Valladolid era un vendaval. Las ocasiones y los contraataque fallados se sucedían en un carrusel vertiginoso. Los de la franja verde miraban pasar el balón, sin fuerzas ni velocidad para atraparlo.
Y llegó el gol, claro.
Rubio recibe en la corona del área un balón desde la derecha. Lo para y con la izquierda lo coloca en el punto exacto para la carrera de Peña, que pone un centro raso que Guerra no remata y Pellegrin no despeja. Y el cuero sigue rodando y llega al palo contrario, donde Sisi lo empuja. Es el minuto 87. El Valladolid le ha vuelto a remontar al Elche.
La venganza está cumplida, pero lo importante es que la crisis puede estar alejándose. Desde luego, en lo físico el Valladolid no mostró debilidad alguna. Y el juego sigue siendo bueno. Ahora, el Almería.
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El Real Valladolid durante el encuento ante el Elche.
Un Real Valladolid espectacular en la segunda mitad, derribó a domicilio al Elche, ahuyentó fantasmas de crisis, demostró que sabe sufrir y rehacerse ante las adversidades, y mostró hechuras del equipo que era hace apenas dos meses. Los de Djukic se colocan con 51 puntos tras su victoria en la ciudad ilicitana y el domingo, se miden al Almería, el cuarto clasificado.
El de este domingo en el Martínez Valero ha sido de esos partido típicos de Segunda, en la que el juego brilla por su ausencia en la primera mitad y en el que aparece con toda su fuerza en la segunda parte. El Elche fue algo mejor en la mitad mala, y el Valladolid netamente superior en la mitad decisiva. Guerra, tras un jugadón de Bueno, y Sisi, cuando el partido agonizaba, después de una magnífica apertura de Rubio y un gran centro de Peña, doblegaron a un Elche agresivo pero que solo creo peligro cuando el Valladolid se equivocó en defensa.
El partido fue en su primer acto un mírame y no me toques de ambos. Ninguno quería que el otro tuviera el balón, pero ninguno era capaz de hilvanar algo peligroso. Mantecón y Generelo podían con Pérez y Bueno, mientras Rubio se incrustaba entre Rueda y Valiente para ayudar en la salida del balón. Esa era la idea, al menos, pero la falta de participación de Bueno en el partido perfectamente tapado por Generelo cortocircuitaba todo el esquema pucelano. Afortunadamente, Kike Mateo tampoco encontraba huecos y Nicki Billie se perdía en peleas y carreras inútiles. Y entre balón largo, centro malo, falta, pérdida y recuperación, llegó el gol ilicitano. Fue un mal centro de Peña que golpeó en un defensa. Xumetra recogió el balón y se lo envió en profundidad a Billie. El danés llegó después que Valiente, pero el central pucelano se la cedió mal a Jaime y le dejó la bola franca al danés, que quebró a Rueda y batió a Jaime. Era el minuto 45 y se repetía la película de la primera vuelta.
El gol no respondía a los méritos de ambos equipos, porque ninguno había hecho nada por marcar, así que visto lo visto, Djukic le dijo a Rubio que jugara más en paralelo con Víctor Pérez y más adelantado. Y el ajuste fue mano de santo, porque en la segunda parte el Elche se diluyó completamente. Pérez y Rubio mandaban y conectaban con Bueno. Y el Valladolid carburó. Producto de ese engarce fue el empate: balón de Pérez sobre Bueno, que quiebra a un defensor, rompe a otro dentro del área y cede a Guerra para que el malagueño supere a Juan Carlos. Era el minuto 10. y todo cambió a partir de entonces.
El Elche acusó el golpe como si hubiera recibido un directo de Foreman en pleno rostro y no reaccionaba. El problema de los locales era simple: se habían quedado sin laterales defensivos: Albacar se retiró lesionado en el descanso y Carpio se lesionó a poco de empezar el segundo acto. Bordalás tuvo que colocar a un medio centro defensivo, Luque, y mandar a Generelo a la derecha. Y Djukic descubrió la vía de agua en cuestión de segundos. Balones a Jofre, fue la orden. Y el catalán empezó a romper a la zaga. Y balones a Peña, y el salmantino criado en Barcelona, llegaba hasta la línea de fondo.
El partido estaba maduro, y Djukic volvió a mover pieza.Quitó a Bueno y metió a Óscar. Y el salmantino, que no ha perdido la forma pese a la lesión, se colocó diez metros por detrás de Guerra y diez por delante de Rubio y en paralelo a Pérez. Y la zaga del Elche implosionó.
Una parada de Juan Carlos y un balón al larguero evidenciaron las razones que argumentó Óscar para volver al equipo. El Valladolid era el dueño de todo: del balón, del juego, de las ocasiones, de las faltas... Todos los aspectos del juego estaban del lado blanquivioleta, así que era el momento de agarrar la llave inglesa y dar otra vuelta a la tuerca. Y apareció Marquitos en cancha. El ibicenco se colocó en la derecha. O en la izquierda, o donde hiciera falta, porque la idea era alternarse continuamente con Sisi. Balenziaga ya no subía, pero entre el albaceteño, el balear y el salmantino, con la ayuda inestimable de Rubio y el apoyo siempre eficaz de Pérez, el Valladolid era un vendaval. Las ocasiones y los contraataque fallados se sucedían en un carrusel vertiginoso. Los de la franja verde miraban pasar el balón, sin fuerzas ni velocidad para atraparlo.
Y llegó el gol, claro.
Rubio recibe en la corona del área un balón desde la derecha. Lo para y con la izquierda lo coloca en el punto exacto para la carrera de Peña, que pone un centro raso que Guerra no remata y Pellegrin no despeja. Y el cuero sigue rodando y llega al palo contrario, donde Sisi lo empuja. Es el minuto 87. El Valladolid le ha vuelto a remontar al Elche.
La venganza está cumplida, pero lo importante es que la crisis puede estar alejándose. Desde luego, en lo físico el Valladolid no mostró debilidad alguna. Y el juego sigue siendo bueno. Ahora, el Almería.
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El Real Valladolid durante el encuento ante el Elche.