Milkybar71
03/03/2012, 14:21
Madrid y Barcelona, en vilo por el futuro de los dos técnicos.
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Mourinho y Guardiola juegan al despiste con Madrid y Barcelona y no están seguros de seguir. El portugués, con contrato en vigor hasta 2014, ha provocado un terremoto esta semana con su viaje a Londres y con la casa que se ha comprado. Desde hace unas semanas, permite el rumor de su marcha, noticia que deslizó a través de su entorno el 22 de enero tras escuchar pitos en el Bernabéu. Guardiola acaba contrato este año y debe renovar. En las últimas dos campañas tenía por costumbre cerrar su continuidad en febrero; ahora, ha decidido tomarse más tiempo. Los dos tienenen vilo a sus equipos.
Que a Mourinho le gusta la Premier no es nuevo ("Mi pasión es Inglaterra", confesó a la BBC el 27 de diciembre). Luego llegó su malestar con el equipo, la Prensa y los pitos del Bernabéu. Dejó caer que se iba (la temporada pasada ya deslizó esa idea) y nunca ha negado públicamente esa información en las diez apariciones públicas que ha tenido desde ese día. Sin embargo, a la cúpula directiva (reporta con el director general José Ángel Sánchez y con Florentino Pérez) le transmite que está contento y tranquilo y que sigue al frente del equipo (ya está planificando la próxima pretemporada). Pero en el club creen que exigiría más cambios en la estructura deportiva, el organigrama de la cantera, el departamento de organización del club y pediría una revisión de la plantilla, sin chivatos. Mourinho mantiene en tensión al Madrid, a la plantilla y a la afición. Su visita a Londres con luz y taquígrafos ha conseguido que se dude, y mucho, de que siga. Los jugadores no se quieren pronunciar al respecto y esperan que sea el entrenador el que lo haga.
En Inglaterra siguen haciendo cábalas sobre su destino: Tottenham y Chelsea, los favoritos, aunque tampoco descarta tomarse un año sabático. Ayer, Villas-Boas, todavía técnico del Chelsea, habló de Mou: "El único lugar en el que no acecha la sombra de José es en Barcelona. Su sombra está al acecho en todas partes, en el resto del mundo, sobre algunos de los mejores entrenadores del mundo. Es normal que le vinculen al Chelsea. Originó la etapa más exitosa de su historia". En el caso de Guardiola, en cambio, no hay equipos en el horizonte. Se trata simplemente de comprobar cuándo cierra su ciclo en el Barça. El día que asumió el banquillo del primer equipo lo hizo con la certeza de que, como le dijo su amigo Lillo, "cualquier técnico que fi"rma un contrato, lo hace con una carta de dimisión en el bolsillo". Añadió, además, que "soy partidario de los ciclos cortos. No me veo entrenando más de tres años en el Barcelona". Está a punto de completar su cuarto curso al frente del Barça.
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Ensayo. Sin duda, el fin de la era Guardiola en el Barça está más cerca que lejos. Muchos interpretan que ahora esté dilatando su respuesta de cara a la continuidad respecto a la próxima campaña es un ensayo de cara a la temporada que viene, cuando podría decir adiós definitivamente al banquillo del Camp Nou. Por primera vez en mucho tiempo, su continuidad no se da por segura y se empieza a hablar del postguardiolismo y las diferentes maneras de afrontarlo. Aunque no sea plato de su gusto, Sandro Rosell está resignado a darle a Guardiola el tiempo que necesite para que se decida, porque considera que su hoja de servicios al frente del equipo es aval más que suficiente para que gestione su calendario y que Pep se ha ganado este derecho.
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Mourinho y Guardiola juegan al despiste con Madrid y Barcelona y no están seguros de seguir. El portugués, con contrato en vigor hasta 2014, ha provocado un terremoto esta semana con su viaje a Londres y con la casa que se ha comprado. Desde hace unas semanas, permite el rumor de su marcha, noticia que deslizó a través de su entorno el 22 de enero tras escuchar pitos en el Bernabéu. Guardiola acaba contrato este año y debe renovar. En las últimas dos campañas tenía por costumbre cerrar su continuidad en febrero; ahora, ha decidido tomarse más tiempo. Los dos tienenen vilo a sus equipos.
Que a Mourinho le gusta la Premier no es nuevo ("Mi pasión es Inglaterra", confesó a la BBC el 27 de diciembre). Luego llegó su malestar con el equipo, la Prensa y los pitos del Bernabéu. Dejó caer que se iba (la temporada pasada ya deslizó esa idea) y nunca ha negado públicamente esa información en las diez apariciones públicas que ha tenido desde ese día. Sin embargo, a la cúpula directiva (reporta con el director general José Ángel Sánchez y con Florentino Pérez) le transmite que está contento y tranquilo y que sigue al frente del equipo (ya está planificando la próxima pretemporada). Pero en el club creen que exigiría más cambios en la estructura deportiva, el organigrama de la cantera, el departamento de organización del club y pediría una revisión de la plantilla, sin chivatos. Mourinho mantiene en tensión al Madrid, a la plantilla y a la afición. Su visita a Londres con luz y taquígrafos ha conseguido que se dude, y mucho, de que siga. Los jugadores no se quieren pronunciar al respecto y esperan que sea el entrenador el que lo haga.
En Inglaterra siguen haciendo cábalas sobre su destino: Tottenham y Chelsea, los favoritos, aunque tampoco descarta tomarse un año sabático. Ayer, Villas-Boas, todavía técnico del Chelsea, habló de Mou: "El único lugar en el que no acecha la sombra de José es en Barcelona. Su sombra está al acecho en todas partes, en el resto del mundo, sobre algunos de los mejores entrenadores del mundo. Es normal que le vinculen al Chelsea. Originó la etapa más exitosa de su historia". En el caso de Guardiola, en cambio, no hay equipos en el horizonte. Se trata simplemente de comprobar cuándo cierra su ciclo en el Barça. El día que asumió el banquillo del primer equipo lo hizo con la certeza de que, como le dijo su amigo Lillo, "cualquier técnico que fi"rma un contrato, lo hace con una carta de dimisión en el bolsillo". Añadió, además, que "soy partidario de los ciclos cortos. No me veo entrenando más de tres años en el Barcelona". Está a punto de completar su cuarto curso al frente del Barça.
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Ensayo. Sin duda, el fin de la era Guardiola en el Barça está más cerca que lejos. Muchos interpretan que ahora esté dilatando su respuesta de cara a la continuidad respecto a la próxima campaña es un ensayo de cara a la temporada que viene, cuando podría decir adiós definitivamente al banquillo del Camp Nou. Por primera vez en mucho tiempo, su continuidad no se da por segura y se empieza a hablar del postguardiolismo y las diferentes maneras de afrontarlo. Aunque no sea plato de su gusto, Sandro Rosell está resignado a darle a Guardiola el tiempo que necesite para que se decida, porque considera que su hoja de servicios al frente del equipo es aval más que suficiente para que gestione su calendario y que Pep se ha ganado este derecho.