titojose54
21/01/2012, 17:32
Obsesionado con este juego, el técnico argentino llega a chamartin con su manual de fútbol de ataque que ha puesto al Athleticn Club de Bilbao en órbita.
En el fútbol argentino, el de Loco es un apodo multifuncional. Lo solían llevar, antes de su extinción a manos de carrileros y centrocampistas de diverso pelaje, aquellos extremos díscolos, imprevisibles y geniales como Houseman o Bernao. Se lo ganaron a base de atuendos llamativos y actitudes extravagantes tipos como Hugo Gatti o Martín Palermo. Y curiosamente señala a uno de los personajes más cuerdos, rectos y sobrios que haya dado la factoría albiceleste: Marcelo Bielsa (Rosario, Argentina, 1955), un personaje que tiene muy poco que ver con los entrenadores al uso.
El hombre a quien Josu Urrutia confió los mandos del Athletic no tiene el carisma ni la labia de los que en portugués llaman faladores, ni se viste de Armani para salir al campo, ni le interesa en lo más mínimo ser mediático. Sus valores recorren otros caminos, ninguno de los cuales debería conducir a la demencia: el del estudio, el del trabajo, el de la perseverancia, el de la honestidad brutal, el del respeto exquisito, el de la justicia en cualquier ámbito...
Marcelo Bielsa, el loco más cuerdo del mundo
¿Y entonces? ¿A qué viene eso de Loco? Tal vez porque en sus tiempos de técnico de la selección argentina, y para no ofender ni despreciar a nadie, renunció a dar entrevistas individuales, incluyendo en el paquete a los todopoderosos formadores de opinión del periodismo local. Quizás porque sus métodos de entrenamiento difieren de la norma, repitiendo movimientos y mecanismos de manera casi obsesiva. O puede ser porque un día, cuando se dirigía a una práctica de la selección de Chile, en lugar de ignorar a un par de chicos que se acercaron a limpiarle el parabrisas en un semáforo, bajó la ventanilla y les invitó a ver el entrenamiento. O a lo mejor es porque cuando no entrena suele encerrarse durante semanas en una finca familiar perdida en medio de la nada, para destripar vídeos de equipos de todo el mundo.
También existe una posibilidad futbolística: la comprobación de que los conjuntos que dirige, desde el primer Newell’s campeón del año 1991 a este Athletic Club De Bilbao que se acerca a zona Champions mientras acaricia las semifinales de Copa y espera que se reanude la Europa League, juegan descaradamente al ataque, sin importar el rival ni el campo. Habrá quien pueda pensar que estas muestras de respeto, de sentido de la justicia, de obsesión por el trabajo o de amor por un fútbol que privilegia el talento frente a la destrucción merecerían un calificativo diferente. Pero sin duda no saben que el Marcelo Bielsa que este domingo visitará el Bernabéu lo hará absolutamente convencido de que sus chicos pueden ganarle al líder de la Liga jugándole de igual a igual, casi como si fueran el Barsa.
Será por esto que le dicen el Loco...
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Marcelo Bielsa en acción.
En el fútbol argentino, el de Loco es un apodo multifuncional. Lo solían llevar, antes de su extinción a manos de carrileros y centrocampistas de diverso pelaje, aquellos extremos díscolos, imprevisibles y geniales como Houseman o Bernao. Se lo ganaron a base de atuendos llamativos y actitudes extravagantes tipos como Hugo Gatti o Martín Palermo. Y curiosamente señala a uno de los personajes más cuerdos, rectos y sobrios que haya dado la factoría albiceleste: Marcelo Bielsa (Rosario, Argentina, 1955), un personaje que tiene muy poco que ver con los entrenadores al uso.
El hombre a quien Josu Urrutia confió los mandos del Athletic no tiene el carisma ni la labia de los que en portugués llaman faladores, ni se viste de Armani para salir al campo, ni le interesa en lo más mínimo ser mediático. Sus valores recorren otros caminos, ninguno de los cuales debería conducir a la demencia: el del estudio, el del trabajo, el de la perseverancia, el de la honestidad brutal, el del respeto exquisito, el de la justicia en cualquier ámbito...
Marcelo Bielsa, el loco más cuerdo del mundo
¿Y entonces? ¿A qué viene eso de Loco? Tal vez porque en sus tiempos de técnico de la selección argentina, y para no ofender ni despreciar a nadie, renunció a dar entrevistas individuales, incluyendo en el paquete a los todopoderosos formadores de opinión del periodismo local. Quizás porque sus métodos de entrenamiento difieren de la norma, repitiendo movimientos y mecanismos de manera casi obsesiva. O puede ser porque un día, cuando se dirigía a una práctica de la selección de Chile, en lugar de ignorar a un par de chicos que se acercaron a limpiarle el parabrisas en un semáforo, bajó la ventanilla y les invitó a ver el entrenamiento. O a lo mejor es porque cuando no entrena suele encerrarse durante semanas en una finca familiar perdida en medio de la nada, para destripar vídeos de equipos de todo el mundo.
También existe una posibilidad futbolística: la comprobación de que los conjuntos que dirige, desde el primer Newell’s campeón del año 1991 a este Athletic Club De Bilbao que se acerca a zona Champions mientras acaricia las semifinales de Copa y espera que se reanude la Europa League, juegan descaradamente al ataque, sin importar el rival ni el campo. Habrá quien pueda pensar que estas muestras de respeto, de sentido de la justicia, de obsesión por el trabajo o de amor por un fútbol que privilegia el talento frente a la destrucción merecerían un calificativo diferente. Pero sin duda no saben que el Marcelo Bielsa que este domingo visitará el Bernabéu lo hará absolutamente convencido de que sus chicos pueden ganarle al líder de la Liga jugándole de igual a igual, casi como si fueran el Barsa.
Será por esto que le dicen el Loco...
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Marcelo Bielsa en acción.