pierno
17/11/2011, 10:36
Articulo de Ruben Uria.
"Rápido, potente, puede jugar por ambas bandas y goleador. Fichar". Así rezaba el exhaustivo informe de la secretaría técnica del FC Barcelona sobre un delantero del Sporting de Lisboa que tenía 18 años y que tenía potencial para convertirse en futuro Balón de Oro. Su nombre, Cristiano Ronaldo Dos Santos Aveiro. A comienzos de julio de 2003, el agente Jorge Mendes mantiene intensas reuniones con emisarios del Barça. Había pasado de regentar un videoclub a ser un exitoso representante de jugadores, después de una dura pugna con José Veiga (agente de Figo) y ofrecía al Barça lo más granado de su cartera de futbolistas. El Barça, después de más de un año realizando un detallado seguimiento de las evoluciones de tres de sus representados, pulsó diferentes opciones: Ricardo Quaresma, Deco, Tiago y Cristiano Ronaldo. El Barça se decidió por Quaresma, por el que pagó cerca de 7 millones de euros, entonces una cantidad considerable; de Deco se decía que tenía un principio de acuerdo con el candidato a la presidencia, el también agente Josep María Minguella; Tiago (entonces en Benfica, hoy en el Atlético de Madrid) gustaba pero su precio era alto; y luego estaba Cristiano, que entusiasmaba a la secretaría técnica culé y que se ajustaba al perfil requerido en Can Barça. Después de establecer los primeros contactos con el Sporting, inducidos por Mendes, el Barça logra sellar un precontrato con carácter de orden de preferencia por Cristiano, tal y como publica la prensa de la Ciudad Condal el 8 de julio de 2003. Al nuevo astro portugués le restan cuatro años de contrato con el Sporting de Lisboa y el Barça entiende que la mejor opción es dejarle una temporada más bajo la disciplina de los "leones", para incorporarle a la plantilla de Frank Rijkaard un año después. El entonces vicepresidente Sandro Rosell avisa al Barça: Grandes clubes europeos están dispuestos a poner más dinero y, en caso de no actuar con celeridad, la operación se encarecería más de lo previsto.
El primero de agosto de 2003, entra en escena el Valencia, con excelentes referencias de Cristiano Ronaldo. Los chés hacen llegar una propuesta oficial por la promesa de Madeira, que asciende a siete millones de euros. La respuesta del Sporting es no. El destino del jugador no puede ser Mestalla, porque en la cola de espera, con mucho más dinero, están Manchester United, Barça, Real Madrid, Arsenal y Milan. Un día después, el fax del Sporting de Lisboa echa humo. Pero el Sporting se cierra en banda. Quiere más dinero. El mejor colocado es el United. Carlos Queiroz, entonces segundo de Alex Ferguson y gran conocedor de la cantera lisboeta, concede prioridad absoluta al traspaso de su compatriota. Los "diablos rojos" realizan un primer acercamiento y están dispuestos a pagar casi 10 millones de euros para conseguir su incoporación, de manera inmediata, al "Teatro de los Sueños". Los cantos de sirena del United llegan a oídos de Sandro Rosell, que alerta al Barça de que hay un club que lleva la delantera en el asunto de Cristiano. El asunto empeora cuando trasciende que Ferguson, además de a Cristiano, desea fichar, a toda costa, a Carles Puyol. El defensa español, renovado en 2002 por Joan Gaspart (pero sin cláusula de rescisión por petición expresa del jugador para facilitar una hipotética negociación del Barça con otra entidad), recibe una oferta mareante desde Old Trafford. El United pone sobre la mesa 20 millones de euros y está dispuesto a triplicar el sueldo de Puyol en el Barça. Puyol, de manera convincente, traslada a la directiva de Laporta que la oferta es extraordinaria, pero que no está dispuesto a protagonizar una sonada tocata y fuga de Can Barça.
Aliviados por la continuidad de Puyol, la cúpula barcelonista, formada por Laporta, Rosell y Begiristain, realiza una prospección del mercado. La situación no es la mejor. El Barça no atraviesa una etapa precisamente boyante, mientras que el Manchester tiene dinero de sobra para negociar por Cristiano y si hace falta, también por Puyol. No obstante, la Junta Directiva decide profundizar en la idea de captar a jóvenes talentos que puedan potenciar la plantilla entonces dirigida por Frank Rijkaard. El técnico holandés sugiere a Tiago (entonces en el Benfica, hoy en el Atlético de Madrid) y pide a sus superiores que no tiren la toalla por Cristiano. Rosell, explotando la baza de Mendes, decide enviar a Txiki Begiristain a Lisboa, para presenciar en directo el Man.United-Sporting. En un viaje relámpago, Begiristain vuela hacia Portugal y se reune con Mendes, reconociendo que "el Barça siempre está interesado en fichar a los mejores talentos, si hay opciones de cara al futuro y hay que estar atentos". Acompañado de Mendes, Txiki acude al nuevo estadio José Alvalade para 'espíar' a Cristiano. No es el único. Arsenal y Real Madrid también han mandado a dos emisarios para comprobar, en directo, si Ronaldo es tan bueno como dicen sus informes. Y lo es. Cristiano, en una auténtica exhibición, destroza a "los diablos rojos" y dispara su precio después de su formidable actuación. Mendes, pieza clave en la llegada de Geovanni al Benfica, decide escuchar qué puede ofrecer el Barça por deferencia hacia Sandro Rosell. La postura del Barça es complicada: No tiene el "cash" suficiente, no está dispuesto a entrar en una subasta con el Manchester y decide plantarse en una cantidad nunca superior a los siete millones de euros.
Sólo 24 horas más tarde, el Sporting de Lisboa se decide después de escuchar a Joan Laporta. El entonces presidente del Barça hace público lo que es un secreto a voces. La tesorería del club no está para demasiados alardes. Anuncia que el déficit del Barça asciende a 164 millones de euros y que "el objetivo sigue siendo el déficit cero para el año que viene, cosa que, además, creo que es factible". [ Frase que, negro sobre blanco y con el paso del tiempo, alcanza hoy trascendencia y relevancia]. La realidad del Barça es lapidaria. El Manchester United es un portaaviones financiero y Alex Ferguson, ensimismado con la extraordinaria actuación de CR ante los suyos, exige el fichaje. Sin solución de continuidad, Jorge Mendes decide no esperar al Barça y se decanta por Old Trafford. A pesar de los informes de Begiristain y las gestiones de Rosell, el Barça no puede competir con la oferta del Manchester, que acaba cierra la operación pagando un montante de 15 millones de euros. En Old Trafford, de la mano del Diplodocus Sir Alex, Cristiano se convierte en el mejor jugador de la Premier League, en el ídolo de los "red devils" y más tarde, en Balón de Oro. Tres meses más tarde de que se frustrase el fichaje de Cristiano por el Barça, el 16 de noviembre de 2003 - tal día como hoy se cumplen ocho años-, Rijkaard daba la alternativa a un juvenil llamado Leo Messi, que debutaba ante el Oporto de José Mourinho. Hoy Cristiano Ronaldo es la punta de lanza del Real Madrid de Mou, Sandro Rosell es presidente del Barça y Messi pasa por ser el mejor jugador del mundo. Pero, paradojas de la vida, Cristiano estuvo, hace ocho años, a un paso de ser del Barça.
Rubén Uría / Eurosport
"Rápido, potente, puede jugar por ambas bandas y goleador. Fichar". Así rezaba el exhaustivo informe de la secretaría técnica del FC Barcelona sobre un delantero del Sporting de Lisboa que tenía 18 años y que tenía potencial para convertirse en futuro Balón de Oro. Su nombre, Cristiano Ronaldo Dos Santos Aveiro. A comienzos de julio de 2003, el agente Jorge Mendes mantiene intensas reuniones con emisarios del Barça. Había pasado de regentar un videoclub a ser un exitoso representante de jugadores, después de una dura pugna con José Veiga (agente de Figo) y ofrecía al Barça lo más granado de su cartera de futbolistas. El Barça, después de más de un año realizando un detallado seguimiento de las evoluciones de tres de sus representados, pulsó diferentes opciones: Ricardo Quaresma, Deco, Tiago y Cristiano Ronaldo. El Barça se decidió por Quaresma, por el que pagó cerca de 7 millones de euros, entonces una cantidad considerable; de Deco se decía que tenía un principio de acuerdo con el candidato a la presidencia, el también agente Josep María Minguella; Tiago (entonces en Benfica, hoy en el Atlético de Madrid) gustaba pero su precio era alto; y luego estaba Cristiano, que entusiasmaba a la secretaría técnica culé y que se ajustaba al perfil requerido en Can Barça. Después de establecer los primeros contactos con el Sporting, inducidos por Mendes, el Barça logra sellar un precontrato con carácter de orden de preferencia por Cristiano, tal y como publica la prensa de la Ciudad Condal el 8 de julio de 2003. Al nuevo astro portugués le restan cuatro años de contrato con el Sporting de Lisboa y el Barça entiende que la mejor opción es dejarle una temporada más bajo la disciplina de los "leones", para incorporarle a la plantilla de Frank Rijkaard un año después. El entonces vicepresidente Sandro Rosell avisa al Barça: Grandes clubes europeos están dispuestos a poner más dinero y, en caso de no actuar con celeridad, la operación se encarecería más de lo previsto.
El primero de agosto de 2003, entra en escena el Valencia, con excelentes referencias de Cristiano Ronaldo. Los chés hacen llegar una propuesta oficial por la promesa de Madeira, que asciende a siete millones de euros. La respuesta del Sporting es no. El destino del jugador no puede ser Mestalla, porque en la cola de espera, con mucho más dinero, están Manchester United, Barça, Real Madrid, Arsenal y Milan. Un día después, el fax del Sporting de Lisboa echa humo. Pero el Sporting se cierra en banda. Quiere más dinero. El mejor colocado es el United. Carlos Queiroz, entonces segundo de Alex Ferguson y gran conocedor de la cantera lisboeta, concede prioridad absoluta al traspaso de su compatriota. Los "diablos rojos" realizan un primer acercamiento y están dispuestos a pagar casi 10 millones de euros para conseguir su incoporación, de manera inmediata, al "Teatro de los Sueños". Los cantos de sirena del United llegan a oídos de Sandro Rosell, que alerta al Barça de que hay un club que lleva la delantera en el asunto de Cristiano. El asunto empeora cuando trasciende que Ferguson, además de a Cristiano, desea fichar, a toda costa, a Carles Puyol. El defensa español, renovado en 2002 por Joan Gaspart (pero sin cláusula de rescisión por petición expresa del jugador para facilitar una hipotética negociación del Barça con otra entidad), recibe una oferta mareante desde Old Trafford. El United pone sobre la mesa 20 millones de euros y está dispuesto a triplicar el sueldo de Puyol en el Barça. Puyol, de manera convincente, traslada a la directiva de Laporta que la oferta es extraordinaria, pero que no está dispuesto a protagonizar una sonada tocata y fuga de Can Barça.
Aliviados por la continuidad de Puyol, la cúpula barcelonista, formada por Laporta, Rosell y Begiristain, realiza una prospección del mercado. La situación no es la mejor. El Barça no atraviesa una etapa precisamente boyante, mientras que el Manchester tiene dinero de sobra para negociar por Cristiano y si hace falta, también por Puyol. No obstante, la Junta Directiva decide profundizar en la idea de captar a jóvenes talentos que puedan potenciar la plantilla entonces dirigida por Frank Rijkaard. El técnico holandés sugiere a Tiago (entonces en el Benfica, hoy en el Atlético de Madrid) y pide a sus superiores que no tiren la toalla por Cristiano. Rosell, explotando la baza de Mendes, decide enviar a Txiki Begiristain a Lisboa, para presenciar en directo el Man.United-Sporting. En un viaje relámpago, Begiristain vuela hacia Portugal y se reune con Mendes, reconociendo que "el Barça siempre está interesado en fichar a los mejores talentos, si hay opciones de cara al futuro y hay que estar atentos". Acompañado de Mendes, Txiki acude al nuevo estadio José Alvalade para 'espíar' a Cristiano. No es el único. Arsenal y Real Madrid también han mandado a dos emisarios para comprobar, en directo, si Ronaldo es tan bueno como dicen sus informes. Y lo es. Cristiano, en una auténtica exhibición, destroza a "los diablos rojos" y dispara su precio después de su formidable actuación. Mendes, pieza clave en la llegada de Geovanni al Benfica, decide escuchar qué puede ofrecer el Barça por deferencia hacia Sandro Rosell. La postura del Barça es complicada: No tiene el "cash" suficiente, no está dispuesto a entrar en una subasta con el Manchester y decide plantarse en una cantidad nunca superior a los siete millones de euros.
Sólo 24 horas más tarde, el Sporting de Lisboa se decide después de escuchar a Joan Laporta. El entonces presidente del Barça hace público lo que es un secreto a voces. La tesorería del club no está para demasiados alardes. Anuncia que el déficit del Barça asciende a 164 millones de euros y que "el objetivo sigue siendo el déficit cero para el año que viene, cosa que, además, creo que es factible". [ Frase que, negro sobre blanco y con el paso del tiempo, alcanza hoy trascendencia y relevancia]. La realidad del Barça es lapidaria. El Manchester United es un portaaviones financiero y Alex Ferguson, ensimismado con la extraordinaria actuación de CR ante los suyos, exige el fichaje. Sin solución de continuidad, Jorge Mendes decide no esperar al Barça y se decanta por Old Trafford. A pesar de los informes de Begiristain y las gestiones de Rosell, el Barça no puede competir con la oferta del Manchester, que acaba cierra la operación pagando un montante de 15 millones de euros. En Old Trafford, de la mano del Diplodocus Sir Alex, Cristiano se convierte en el mejor jugador de la Premier League, en el ídolo de los "red devils" y más tarde, en Balón de Oro. Tres meses más tarde de que se frustrase el fichaje de Cristiano por el Barça, el 16 de noviembre de 2003 - tal día como hoy se cumplen ocho años-, Rijkaard daba la alternativa a un juvenil llamado Leo Messi, que debutaba ante el Oporto de José Mourinho. Hoy Cristiano Ronaldo es la punta de lanza del Real Madrid de Mou, Sandro Rosell es presidente del Barça y Messi pasa por ser el mejor jugador del mundo. Pero, paradojas de la vida, Cristiano estuvo, hace ocho años, a un paso de ser del Barça.
Rubén Uría / Eurosport