titojose54
10/05/2011, 14:31
[Only registered and activated users can see links]á los encontronazos de Jacobo con sus propios aficionados tengan una explicación científica. Analizados fríamente no tienen mucha lógica, puesto que se trata de un chaval oriundo de Laguna de Duero, formado en la cantera blanquivioleta desde que era un niño y jugador de la primera plantilla del club de su ciudad. Y sin embargo son un continuo en su relación con la grada. Jacobo activa lo que los científicos llaman el 'circuito del odio' en sus propios aficionados. Explicado en 'sermo vulgaris' viene a significar que la visión de una persona a la que odiamos provoca una serie de reacciones cerebrales más intensas cuanto mayor es la aversión que sentimos hacia ella.
Esta vez el desencadenante fue un homenaje de las peñas numantinas al portero vallisoletano. El acto debía celebrarse antes de comenzar el encuentro, pero el portero no lo lo consideró apropiado y lo postergó para cuando hubiera concluido el choque. No era un acto oficial del CD Numancia, sino una iniciativa de las peñas sorianas, entre ellas Orgullo Numantino. Y tal cual sucedió. Cuando el árbitro decretó el final, y una vez que los jugadores saludaron desde el centro del campo, Jacobo saludó a Del Pino y a Barkero y tomó el camino de la grada donde se ubicaban las peñas del Numancia. Sus compañeros del Real Valladolid se retiraban ya a los vestuarios.
En ese fondo, Jacobo recibió una placa de agradecimiento por la temporada en la que jugó en el Numancia. No es para menos. En la campaña 2007-2008, el meta vallisoletano jugó 32 encuentros con el Numancia y llevó al equipo soriano a Primera División, en lo que significaba su segundo ascenso consecutivo tras el vivido con el Real Valladolid de Mendilibar. Solo falló por lesión, y fue fijo en las alineaciones de Gonzalo Arconada desde el primer día. De ahí el cariño que le profesan muchos de los integrantes del club y de las peñas del Numancia, como quedó de manifiesto el sábado en los prolegómenos del encuentro. Jacobo, además, recibió con mucha ilusión la convocatoria para el partido después de vivir durante meses a la sombra de Javi Jiménez y Justo Villar. Más aún porque le permitía regresar a un estadio en el que tiene muchos amigos, igual que Álvaro Antón, otro ex del equipo rojillo.
«¡Jacobo, muérete!»
Una parte del público blanquivioleta, que se encontraba en el lado opuesto del estadio, no entendió la actitud de Jacobo cuando se retiraba con la placa bajo el brazo y despidiéndose de las peñas del Numancia que le aplaudían mientras se marchaba. De hecho, profirieron gritos de «¡Jacobo, muérete!» que sorprendieron incluso a algunos de los miembros de la peña que le entregó la placa, según confesaron más tarde.
Al mismo tiempo, Paco Santamaría Uzqueda, delegado del Real Valladolid, animó a Jacobo a abandonar el estadio por una puerta secundaria para subirse al autocar sin que se formara más 'bronca'. Y es que algunos de los hinchas, indignados por un gesto del guardameta con el brazo cuando ya enfilaba la boca de acceso a los vestuarios, profirieron amenazas e insultos graves contra el jugador en las inmediaciones del autocar del equipo. Uno de ellos, según testigos presenciales, llegó a amenazarle con darle «una paliza» si se lo cruzaba por Valladolid. Incluso insinuó que sabía dónde vivía.
El futbolista, que acaba contrato en el mes de junio, guarda silencio sobre todo este asunto. Desde hace ya tiempo elude hablar ante la prensa salvo después de los partidos.
Intenté localizarle ayer durante toda la tarde para saber su versión de los hechos, sin éxito.Tenía el móvil desconectado.
El club no ha hecho intención de renovarle, como sí en los casos de Javi Jiménez y Justo Villar, por lo que las horas de Jacobo en el club de su vida están contadas.
Esta vez el desencadenante fue un homenaje de las peñas numantinas al portero vallisoletano. El acto debía celebrarse antes de comenzar el encuentro, pero el portero no lo lo consideró apropiado y lo postergó para cuando hubiera concluido el choque. No era un acto oficial del CD Numancia, sino una iniciativa de las peñas sorianas, entre ellas Orgullo Numantino. Y tal cual sucedió. Cuando el árbitro decretó el final, y una vez que los jugadores saludaron desde el centro del campo, Jacobo saludó a Del Pino y a Barkero y tomó el camino de la grada donde se ubicaban las peñas del Numancia. Sus compañeros del Real Valladolid se retiraban ya a los vestuarios.
En ese fondo, Jacobo recibió una placa de agradecimiento por la temporada en la que jugó en el Numancia. No es para menos. En la campaña 2007-2008, el meta vallisoletano jugó 32 encuentros con el Numancia y llevó al equipo soriano a Primera División, en lo que significaba su segundo ascenso consecutivo tras el vivido con el Real Valladolid de Mendilibar. Solo falló por lesión, y fue fijo en las alineaciones de Gonzalo Arconada desde el primer día. De ahí el cariño que le profesan muchos de los integrantes del club y de las peñas del Numancia, como quedó de manifiesto el sábado en los prolegómenos del encuentro. Jacobo, además, recibió con mucha ilusión la convocatoria para el partido después de vivir durante meses a la sombra de Javi Jiménez y Justo Villar. Más aún porque le permitía regresar a un estadio en el que tiene muchos amigos, igual que Álvaro Antón, otro ex del equipo rojillo.
«¡Jacobo, muérete!»
Una parte del público blanquivioleta, que se encontraba en el lado opuesto del estadio, no entendió la actitud de Jacobo cuando se retiraba con la placa bajo el brazo y despidiéndose de las peñas del Numancia que le aplaudían mientras se marchaba. De hecho, profirieron gritos de «¡Jacobo, muérete!» que sorprendieron incluso a algunos de los miembros de la peña que le entregó la placa, según confesaron más tarde.
Al mismo tiempo, Paco Santamaría Uzqueda, delegado del Real Valladolid, animó a Jacobo a abandonar el estadio por una puerta secundaria para subirse al autocar sin que se formara más 'bronca'. Y es que algunos de los hinchas, indignados por un gesto del guardameta con el brazo cuando ya enfilaba la boca de acceso a los vestuarios, profirieron amenazas e insultos graves contra el jugador en las inmediaciones del autocar del equipo. Uno de ellos, según testigos presenciales, llegó a amenazarle con darle «una paliza» si se lo cruzaba por Valladolid. Incluso insinuó que sabía dónde vivía.
El futbolista, que acaba contrato en el mes de junio, guarda silencio sobre todo este asunto. Desde hace ya tiempo elude hablar ante la prensa salvo después de los partidos.
Intenté localizarle ayer durante toda la tarde para saber su versión de los hechos, sin éxito.Tenía el móvil desconectado.
El club no ha hecho intención de renovarle, como sí en los casos de Javi Jiménez y Justo Villar, por lo que las horas de Jacobo en el club de su vida están contadas.