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Rulz
03/05/2011, 14:52
Os enlazo el brillante artículo de domingo en Canal Athletic sobre el RCD Espanyol. Gallina de piel!

'Periquitos', la rara avis catalana

Reivindican su orgullo por pertenecer a una entidad singular, avalada por 111 años de historia: «Es la fuerza de un sentimiento» Hinchas del Espanyol explican su afición por un club que vive bajo la alargada sombra del Barça

EFE
ROBERT BASIC | BILBAO..-
¿Por qué alguien elige ser del Espanyol en una ciudad como Barcelona? Es como empeñarse en vivir en Sarajevo a principios de los noventa pudiendo disfrutar de un magnífico dúplex en Montmartre, con vistas a la Basílica del Sacré Coeur y sin miedo a que una bomba entre por la ventana. O abrir un comercio en Kabul en vez de heredar el negocio familiar en el paseo de Gracia. El Atlético hizo un anuncio hace ya unos cuantos años en el que explicaba a sus futuros socios que «el corazón tiene razones que la razón no entiende», con un inmigrante en papel de protagonista orgulloso de pertenecer al «mejor equipo de la ciudad». Cosas del fútbol. En estos casos el entrenador del Athletic, Joaquín Caparrós, suele decir que uno puede cambiar de todo, de nombre y de partido político, hasta de religión, pero jamás del club. Y ellos han decidido ser 'periquitos' en un ecosistema dominado por el gran halcón, una inmensa ave rapaz que lo abarca todo.

«Toda la Galia está ocupada por los romanos&hellip ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor». ¿Les suena? A Tomás Guasch, sí. De hecho, y a pesar de no vivir en el año 50 antes de Jesucristo como Asterix y Obelix, se identifica con sus admirados personajes ideados por Goscinny y Uderzo y su heroica resistencia al imperio. El conocido periodista deportivo, habitual en los micrófonos de la Cope y en las páginas del 'Marca', reivindica la singularidad 'perica' en un maremágnum culé. «Para ser del Espanyol hay que tener un punto raro, y yo todavía no acabo de encontrármelo», comenta en tono jocoso. «Lo normal (en Cataluña) es ser del Barcelona. Que un niño nazca y no sea del Barça es algo extrañísimo», admite el informador, quien destaca el «orgullo» por pertenecer a un club que licua la endogamia blaugrana.

Lo cierto es que el peso de los títulos y el grado de penetración social inclinan la balanza a favor de la entidad azulgrana. Las cifras son elocuentes. El Barcelona cuenta con 173.071 socios; el Espanyol, con 35.700. El Barcelona ha ganado 20 Ligas; el Espanyol, ninguna. El Barcelona tiene 25 Copas del Rey; el Espanyol, 4. El Barcelona presume de 13 secciones deportivas; el Espanyol sólo juega al fútbol. El Barcelona acredita un presupuesto de 405 millones de euros; el Espanyol compite con 50; El Barcelona contabiliza 1.343 peñas; el Espanyol se enorgullece de sus algo más de 200 agrupaciones. El Barcelona va a por su cuarta 'Champions'; el Espanyol sueña con cruzar la frontera. «El espanyolista se ha resignado a ser el acompañante de algo estratosférico», argumenta Guasch en relación a la 'cultura culé' que se extiende por toda Cataluña, harto de la sobreexposición mediática del vecino y de sus privilegios institucionales. «A veces tenemos la sensación de jugar contra el equipo oficial», apunta en alusión al ambiente que suele vivirse en los derbis.

Esta es la tesis que sostiene también Ernest Riveras, periodista encargado de cubrir el Mundial de motociclismo para TVE. El barcelonés es un 'perico' militante y confiesa en una conversación telefónica desde Portugal que se ha «radicalizado» en los últimos años debido al «ninguneo» que sufre su equipo por parte de los medios de comunicación y las instituciones catalanas. «Soy del Espanyol por mi hijo (Pol). Me pidió que le acompañara a los partidos y resulta que me gustó el ambiente que se vivía en las gradas, la gente que estaba y la filosofía del club. Me enganché y nos hicimos socios», rememora el informador. Añade que ser 'periquito' es también un «acto de rebeldía contra el poder absoluto de un gigante» y el injusto trato que, a su juicio, reciben los blanquiazules en su propia ciudad y comunidad.

Sombras del pasado

Riveras mantiene que «no está bien visto ser del Espanyol» y carga contra los que se empeñan en desempolvar las viejas etiquetas para coserlas en la espalda de una entidad moderna, sostenida en gran parte por el sentimiento de su fiel hinchada. «A ver si se dan cuenta -en referencia a los culés- que somos un club catalán, perfectamente integrado en la sociedad. Me hacen gracia los que nos reprochan nuestro pasado, de equipo rancio y militar, cuando ellos han tenido en su seno personas ligadas a la figura de Franco». El periodista no se muerde la lengua y tampoco se cansa de denunciar una y otra vez la desafección mediática e institucional que sufre en su tierra un equipo con 111 años de historia. «Nos ningunean», acota.

Esta es la sensación que comparte la gran parte de la masa social del Espanyol, desencantada y a la vez acostumbrada a vivir bajo la alargada sombra del gigante. «Ser 'perico' implica guiarte por un sentimiento familiar. Es la fuerza de un sentimiento», explica Ander Mirambell, el único deportista español olímpico en la modalidad de skeleton. Él, como otros tantos compañeros de la grada, 'vuela' por herencia genética. «Mi abuelo había jugado al rugby con la camiseta del Espanyol en los años 30, y en uno de los partidos hizo dos ensayos al Barcelona. Mi padre se sacó el carné de socio y... luego me tocó a mí», recuerda el barcelonés, que debe su nombre a sus raíces vascas. «Tengo una abuela en Gernika y este verano iré a verla», adelanta.

Mirambell coincide con Riveras en señalar que «es difícil ser espanyolista en Barcelona» y se queja asimismo de la escasa presencia mediática que tiene su equipo en los medios catalanes, además de echar de menos un mayor respaldo institucional. «Si nosotros nos sentimos mal, la gente de Girona y Tarragona está todavía peor», apunta en referencia a dos localidades vecinas con clubes en Segunda A. De todos modos, aboga por olvidarse de los culés. «Es un error compararnos con el Barcelona. Parece que si no eres del Barça no estás de moda, pero eso no debe preocuparnos. No tenemos que fijarnos en ellos ni buscar conflictos, sino tratar de ser un club mejor».

El atleta olímpico es un 'periquito' muy activo e incluso escribe artículos en un portal dedicado a la actualidad blanquiazul. Ha perdido la cuenta de cuántas veces le han cantado aquello de «'perico' el que vuela, 'perico' a la cazuela» y cuando se le pregunta por los dos modelos contesta con una metáfora. «El Barcelona es como una gran empresa dedicada a la elaboración del cava, donde todo está mecanizado y la producción es altísima. Nosotros, en cambio, somos como una bodega familiar con sus 15 trabajadores de siempre, que miman cada botella que fabrican. Eso es el Espanyol». Dice que los culés sólo se fijan en su vecino «cuando las cosas les van mal, como el día del 'Tamudazo' -en la penúltima jornada de la temporada 2006-2007-, partido en el que perdieron la Liga». Él estuvo allí.

Los mejores momentos

Con el Barcelona como el atractivo permanente en las calles de la ciudad, abonado a los títulos y un protagonismo arrollador, el 'perico' guarda con mimo sus momentos de felicidad. «Es un club que entremezcla como pocos las grandes decepciones y las inmensas alegrías», apostilla Tomás Guasch. El periodista se queda con las dos últimas Copas del Rey y la «inauguración del nuevo estadio ante el Liverpool», sin olvidarse de aquel gol de Corominas que supuso la permanencia en Primera. «Fue un instante mágico», rememora el informador, quien tiene mucho cariño al próximo rival de su equipo. «El hincha del Espanyol siempre ha admirado al Athletic porque veía que era posible competir con la gente de casa. Hemos querido ser como ellos, pero no hemos llegado», comenta entre risas.

Los hombres de Pochettino apuran sus posibilidades de clasificarse para las competiciones continentales y todo pasa por hacerlo bien ante los rojiblancos. «Lo veo difícil», se sincera Mirambell. «Necesitaremos entre nueve y diez puntos para ir a Europa y tenemos una plantilla muy corta», lamenta el atleta olímpico, quien no duda a la hora de identificar sus mejores momentos como hincha del Espanyol. «La final de la UEFA», proclama con orgullo a pesar de perder contra el Sevilla en el Hampden Park de Glasgow, y el tanto salvador de Coro. «Lloré con aquel gol de Corominas», confiesa.

Ernest Riveras, en cambio, destaca la final de Copa ganada en el Bernabéu frente al Zaragoza. «Allí me di cuenta por qué soy del Espanyol. Porque me encontré con todos esos valores que defiendo allá por donde voy. Nobleza, familiaridad, sentimiento...».