Dr.Lecter
13/04/2011, 22:28
Xabi Alonso es de esa clase de gente que debe jugar bien al ping pong, al ajedrez, al tejo, a todo. Entiende la naturaleza del juego sin esfuerzos y su cuerpo obedece al criterio, sin excentricidades pero con diligencia. Es el futbolista más importante del Real Madrid. Su presencia es determinante. Con él, el Madrid es capaz de la armonía; sin él, tiende a la deriva, aunque gane.
Poco tiempo atrás, Mourinho explicaba un bajón del equipo por la ausencia de Pepe. El zaguero portugués aún tenía pendiente la renovación de su contrato, y su agente (también el de Mou, Cristiano, Carvalho y Di María), habrá saludado la cortesía del entrenador. Nunca dijo nada parecido sobre la importancia de Xabi Alonso. Cada vez que faltó, el rumbo colectivo merengue perdió nitidez. Ese sensible punto de equilibrio sólo lo puede comandar el jugador donostiarra. No Khedira, no Gago, no Lass. Sin embargo, escasearon elogios para Xabi Alonso, en la misma medida que sobraron para Pepe, que por cierto, ya renovó su ficha.
Xabi Alonso remedia cualquier descompensación defensiva u ofensiva del Madrid. Auxilia a los centrales y cubre los espacios que abandonan Sergio Ramos o Marcelo, sin ocupar el ángulo defensivo propio de un lateral, pero corriéndose a un costado para interrumpir el progreso de un ataque rival. Corta mejor de lo que marca. Su inteligencia sabe ese detalle, y le despeja el problema: suele anticipar el pase para evitar el cuerpo a cuerpo. Pero no se rehúsa a barrer o perseguir, de ser necesario.
Con el balón, es un iniciador formidable. Más que un mediocentro, es "un 10 lejano". La calidad de su pase al ras, es la excelencia misma. La pelota viaja con la velocidad adecuada, sin dar un sólo salto en su camino, al sitio indicado, y a favor del receptor. Ese pase, lateral, o entre líneas, oxigena a todo Madrid. Su precisión en el juego largo también es inusual. No sólo porque dirige exactamente el balón a un objetivo que se encuentra a 50 metros, sino también, porque jamás cae en la tentación de un pelotazo cuando no es conveniente, vicio que suelen tener los buenos pateadores.
Mourinho es un entrenador obsesivo de las transiciones, y Xabi Alonso las entiende y ejecuta como nadie. Mientras las cosas pasan en el campo de juego, y todos simplemente se entregan a ese presente efímero de cada jugada, él está suponiendo la siguiente. Cuando el equipo se dirige al final del ataque, piensa en colocarse para recuperar; cuando el equipo se comprime para recuperar, piensa en abrir para atacar.
No se nota demasiado, pero el Madrid depende escandalosamente de Xabi Alonso. Es tan prodigiosa su capacidad para redactar el juego, que no necesita ediciones. De la simple compilación de sus intervenciones, resulta un manual.
Vasco, nacido en Tolosa, y orgulloso ciudadano de San Sebastián, Xabi Alonso debutó en la Real Sociedad a los 17 años. Terminó de moldear su carácter en la tradicional determinación de los habitantes de Liverpool, antes de regresar a España y a Madrid. Ya en la capital, dejó los suburbios más distinguidos y eligió el centro de la ciudad para vivir. Alguna vez aspiró a ser Ingeniero, pero abandonó. El Real Madrid ya puede darle su diploma.
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Poco tiempo atrás, Mourinho explicaba un bajón del equipo por la ausencia de Pepe. El zaguero portugués aún tenía pendiente la renovación de su contrato, y su agente (también el de Mou, Cristiano, Carvalho y Di María), habrá saludado la cortesía del entrenador. Nunca dijo nada parecido sobre la importancia de Xabi Alonso. Cada vez que faltó, el rumbo colectivo merengue perdió nitidez. Ese sensible punto de equilibrio sólo lo puede comandar el jugador donostiarra. No Khedira, no Gago, no Lass. Sin embargo, escasearon elogios para Xabi Alonso, en la misma medida que sobraron para Pepe, que por cierto, ya renovó su ficha.
Xabi Alonso remedia cualquier descompensación defensiva u ofensiva del Madrid. Auxilia a los centrales y cubre los espacios que abandonan Sergio Ramos o Marcelo, sin ocupar el ángulo defensivo propio de un lateral, pero corriéndose a un costado para interrumpir el progreso de un ataque rival. Corta mejor de lo que marca. Su inteligencia sabe ese detalle, y le despeja el problema: suele anticipar el pase para evitar el cuerpo a cuerpo. Pero no se rehúsa a barrer o perseguir, de ser necesario.
Con el balón, es un iniciador formidable. Más que un mediocentro, es "un 10 lejano". La calidad de su pase al ras, es la excelencia misma. La pelota viaja con la velocidad adecuada, sin dar un sólo salto en su camino, al sitio indicado, y a favor del receptor. Ese pase, lateral, o entre líneas, oxigena a todo Madrid. Su precisión en el juego largo también es inusual. No sólo porque dirige exactamente el balón a un objetivo que se encuentra a 50 metros, sino también, porque jamás cae en la tentación de un pelotazo cuando no es conveniente, vicio que suelen tener los buenos pateadores.
Mourinho es un entrenador obsesivo de las transiciones, y Xabi Alonso las entiende y ejecuta como nadie. Mientras las cosas pasan en el campo de juego, y todos simplemente se entregan a ese presente efímero de cada jugada, él está suponiendo la siguiente. Cuando el equipo se dirige al final del ataque, piensa en colocarse para recuperar; cuando el equipo se comprime para recuperar, piensa en abrir para atacar.
No se nota demasiado, pero el Madrid depende escandalosamente de Xabi Alonso. Es tan prodigiosa su capacidad para redactar el juego, que no necesita ediciones. De la simple compilación de sus intervenciones, resulta un manual.
Vasco, nacido en Tolosa, y orgulloso ciudadano de San Sebastián, Xabi Alonso debutó en la Real Sociedad a los 17 años. Terminó de moldear su carácter en la tradicional determinación de los habitantes de Liverpool, antes de regresar a España y a Madrid. Ya en la capital, dejó los suburbios más distinguidos y eligió el centro de la ciudad para vivir. Alguna vez aspiró a ser Ingeniero, pero abandonó. El Real Madrid ya puede darle su diploma.
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