Payuk
03/03/2011, 11:44
Por Bruno Sanxurxo
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Eric Abidal (Lyon, 1979) es un caso poco habitual en este cada vez más acelerado mundo del fútbol. En tiempos en los que aquellos que superan la treintena son tenidos más por viejos que por veteranos, en España más que en ningún otro lugar, el lateral francés es un verdadero rara avis.
Tras debutar en 2000 con el AS Monaco, pasar por el Lille OSC y triunfar más tarde en el Olympique Lyonnais (tres Ligue 1 y otras tantas Supercopas), acabó aterrizando en la Ciudad Condal en el verano de 2007. En su primera temporada, bajo las órdenes de Frank Rijkaard, vivió la debacle de un equipo que se hundió por la apatía de Ronaldinho, Deco y el propio técnico holandés. Al año siguiente, con Pep Guardiola debutando en el banquillo del Camp Nou, Abidal estuvo a punto de pedir al club que lo traspasara; como él mismo ha reconocido hace unos meses, no conectó con el preparador de Santpedor: una cuestión de feeling, que diría Pep. Sin embargo, poco a poco fue entendiendo a su entrenador y aceptando las mil y una correcciones de un obseso que le puso más vídeos en seis meses que los que había tenido que ver en toda su carrera. Y claro, ganar Liga, Copa y Champions en un solo año acabó por convencer a Abidal de que no había mejor sitio para él que el FC Barcelona.
Pero no todo fue tan bonito como parece. Aquella Primavera de 2009 el bueno de Abi no pudo jugar ni la final de Champions ni la de Copa por sendas sanciones, una doble desgracia para un jugador que a pesar de su corpulencia dista mucho de ser un defensa leñero: esta temporada, por ejemplo, promedia menos de una falta por partido en Liga (15 en 20). Sí participó la temporada siguiente en todas las finales consiguientes (Supercopas de España y Europa y Mundial de Clubes), pero no cabe duda de que Abidal tendrá una espina clavada que espera extirparse este año. Más allá de los títulos ganados, la película de Abidal tiene su mayor atractivo en la evolución que ha tenido como jugador.
Cuando su camino se cruzó con el de Guardiola, Abidal acababa de cumplir 28 años. Doce meses antes había sido fichado para cubrir, junto a Sylvinho, la plaza de lateral izquierdo que dejaba vacante Van Bronckhorst. Ya en su primera temporada con Rijkaard jugó algunos partidos como central, algo que venía haciendo circunstancialmente desde su llegada a la élite con el Monaco. Debido a su altura (186 cm) y su portentoso despliegue físico, el jugador de ascendencia martiniqueña siempre funcionó aceptablemente bien como central; sin embargo, hasta que se convirtió en pupilo de Guardiola, su estilo era el de un zaguero expeditivo, totalmente centrado en las labores de corte y destrucción.
Pero con el técnico catalán ha ido aprendiendo a manejarse notablemente en otros aspectos, sobre todo en lo relativo a lo posicional y a la salida jugada del balón desde la primera línea. Abidal ha comprendido de manera sobresaliente los nuevos conceptos impuestos por Guardiola, por lo que a día de hoy es un zaguero totalmente diferente al que llegó a esta orilla del Mediterráneo. No ha sido algo que haya ocurrido de la noche a la mañana, como le pasó al pobre Gregorio Samsa, pero puede decirse que Abidal ha sufrido una auténtica metamorfosis. Actualmente es el principal sustituto de Piqué y Puyol en el centro de la zaga, siempre listo para cubrir una baja o entrar en una rotación por descanso, habiendo adelantado por la derecha a un Milito que ha perdido la confianza del técnico y parte de la afición.
Abidal ya no es un central únicamente dedicado a defender, ni mucho menos. Su mejoría en la salida del balón desde atrás ha sido extraordinaria, no sólo en el apartado técnico, sino sobre todo en el conceptual. Eric ha asimilado el ideario guardiolista como si llevara toda la vida en Can Barça. Pero él no fue al colegio de La Masía ni tuvo su período de prácticas en el Mini Estadi: Abidal es un licenciado que entró en la Universidad Blaugrana en la modalidad de mayores de 25 años. Quizá podría haberle dedicado un post similar a Seydou Keita, un modelo semejante, pero es que el temporadón que está haciendo el defensa francés es más que digno de mención.
Fuente: Notas de Futbol
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La verdad es que con todas las cosas que hacen Xavi, Messi, Iniesta o Villa que nos dejan apabullados a veces se nos olvidan los obreros, esos que tambien hacen posible este Barca. Abidal es uno de esos; nunca apreciaremos en todo su labor hasta que se vaya (o la edad le cale)
El articulo me encanto y se los queria compartir
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Eric Abidal (Lyon, 1979) es un caso poco habitual en este cada vez más acelerado mundo del fútbol. En tiempos en los que aquellos que superan la treintena son tenidos más por viejos que por veteranos, en España más que en ningún otro lugar, el lateral francés es un verdadero rara avis.
Tras debutar en 2000 con el AS Monaco, pasar por el Lille OSC y triunfar más tarde en el Olympique Lyonnais (tres Ligue 1 y otras tantas Supercopas), acabó aterrizando en la Ciudad Condal en el verano de 2007. En su primera temporada, bajo las órdenes de Frank Rijkaard, vivió la debacle de un equipo que se hundió por la apatía de Ronaldinho, Deco y el propio técnico holandés. Al año siguiente, con Pep Guardiola debutando en el banquillo del Camp Nou, Abidal estuvo a punto de pedir al club que lo traspasara; como él mismo ha reconocido hace unos meses, no conectó con el preparador de Santpedor: una cuestión de feeling, que diría Pep. Sin embargo, poco a poco fue entendiendo a su entrenador y aceptando las mil y una correcciones de un obseso que le puso más vídeos en seis meses que los que había tenido que ver en toda su carrera. Y claro, ganar Liga, Copa y Champions en un solo año acabó por convencer a Abidal de que no había mejor sitio para él que el FC Barcelona.
Pero no todo fue tan bonito como parece. Aquella Primavera de 2009 el bueno de Abi no pudo jugar ni la final de Champions ni la de Copa por sendas sanciones, una doble desgracia para un jugador que a pesar de su corpulencia dista mucho de ser un defensa leñero: esta temporada, por ejemplo, promedia menos de una falta por partido en Liga (15 en 20). Sí participó la temporada siguiente en todas las finales consiguientes (Supercopas de España y Europa y Mundial de Clubes), pero no cabe duda de que Abidal tendrá una espina clavada que espera extirparse este año. Más allá de los títulos ganados, la película de Abidal tiene su mayor atractivo en la evolución que ha tenido como jugador.
Cuando su camino se cruzó con el de Guardiola, Abidal acababa de cumplir 28 años. Doce meses antes había sido fichado para cubrir, junto a Sylvinho, la plaza de lateral izquierdo que dejaba vacante Van Bronckhorst. Ya en su primera temporada con Rijkaard jugó algunos partidos como central, algo que venía haciendo circunstancialmente desde su llegada a la élite con el Monaco. Debido a su altura (186 cm) y su portentoso despliegue físico, el jugador de ascendencia martiniqueña siempre funcionó aceptablemente bien como central; sin embargo, hasta que se convirtió en pupilo de Guardiola, su estilo era el de un zaguero expeditivo, totalmente centrado en las labores de corte y destrucción.
Pero con el técnico catalán ha ido aprendiendo a manejarse notablemente en otros aspectos, sobre todo en lo relativo a lo posicional y a la salida jugada del balón desde la primera línea. Abidal ha comprendido de manera sobresaliente los nuevos conceptos impuestos por Guardiola, por lo que a día de hoy es un zaguero totalmente diferente al que llegó a esta orilla del Mediterráneo. No ha sido algo que haya ocurrido de la noche a la mañana, como le pasó al pobre Gregorio Samsa, pero puede decirse que Abidal ha sufrido una auténtica metamorfosis. Actualmente es el principal sustituto de Piqué y Puyol en el centro de la zaga, siempre listo para cubrir una baja o entrar en una rotación por descanso, habiendo adelantado por la derecha a un Milito que ha perdido la confianza del técnico y parte de la afición.
Abidal ya no es un central únicamente dedicado a defender, ni mucho menos. Su mejoría en la salida del balón desde atrás ha sido extraordinaria, no sólo en el apartado técnico, sino sobre todo en el conceptual. Eric ha asimilado el ideario guardiolista como si llevara toda la vida en Can Barça. Pero él no fue al colegio de La Masía ni tuvo su período de prácticas en el Mini Estadi: Abidal es un licenciado que entró en la Universidad Blaugrana en la modalidad de mayores de 25 años. Quizá podría haberle dedicado un post similar a Seydou Keita, un modelo semejante, pero es que el temporadón que está haciendo el defensa francés es más que digno de mención.
Fuente: Notas de Futbol
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La verdad es que con todas las cosas que hacen Xavi, Messi, Iniesta o Villa que nos dejan apabullados a veces se nos olvidan los obreros, esos que tambien hacen posible este Barca. Abidal es uno de esos; nunca apreciaremos en todo su labor hasta que se vaya (o la edad le cale)
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