ACastilla
23/02/2010, 02:23
El peor partido de la era Guardiola
El debut del nuevo Barça en el Camp Nou se produjo ante el Racing. Se saldó con un empate, pero el juego del equipo permitía presagiar grandes cosas. Un año y medio después, decepcionó. Pese al 4-0.
[Only registered and activated users can see links] Torrejón intercepta el balón ante el avance de Messi el sábado por la noche en el Camp Nou. Foto: AFP PHOTO / LLUÍS GENÉ
Johan Cruyff
Hace un año y medio, el primer partido de Liga del nuevo Barça en el Camp Nou se jugó contra el Racing. El equipo venía de perder la primera jornada frente al Numancia y aquel día se empató. A mí me encantó como se jugó. No se ganó pero se mostraron muchísimas cosas. Dije que aquel equipo “pintaba bien, pero que muy bien”. Me quedé solo. Nadie vio mas allá del resultado. Dos partidos, un punto aquí y acababa el análisis. Aquel Barça-Racing fue fantástico. El del sábado fue el peor partido de la era Guardiola. El peor de una cifra generosa y redonda, cien.
Que nadie se lleve a engaño por el resultado final. Si analizas los cuatro goles, solo salvas el de Márquez. Y llegó de falta directa, no en jugada. En el primero, fallo garrafal de un defensa. En el segundo se abre la barrera y en el último hay una pierna que desvía el disparo de Thiago. 4 a 0, cierto, pero más allá de fortunas varias, ¿qué más ocasiones claras de gol gestó el equipo? Y lo peor de todo, viniendo como venías de perder en el Calderón por cometer una serie muy concreta de fallos... ¿Nadie aprendió nada? Éste es el interrogante que me inquieta.
Diferencia de calidad
Vi los mismos errores, los mismos, ante el Racing que ante el Atlético de Madrid. La diferencia reside en la calidad de los jugadores de uno y otro rival. El Barça fue el mismo. Como en el Calderón, combinación como equipo en cuentagotas. Otra vez mucha conducción. Otra vez multitud de balones perdidos. En el fútbol la máxima calidad es jugar a un toque. Dos ya puede ser excesivo. Cuando superas esta cifra y vas por libre, adiós al juego de posición y al ritmo de balón. Directamente dejas de sorprender, te cierras tú mismo los espacios y todo se hace más lento y previsible. Y fueron muchos los que volvieron a ir por libre, hipotecando las virtudes de todo el equipo.
Puedes jugar mal un día. Faltaría más. Sobre todo, tras encadenar 21 partidos invicto en Liga. Y más tras haber ganado todo lo que llevas ganado en un tiempo récord. Has hecho tantas cosas y tan bien, que todo el mundo puede tomarse un respiro. Pero puedes hacerlo jugando simple pero eficaz, o bien tomando malas decisiones. Y el equipo ha decidido tomarse un respiro a través de la segunda vía. Puedes jugar mal un día y perder incluso de forma merecida. La derrota forma parte del deporte. Pero si la derrota es merecida, queda la parte buena. Has de aprender la lección. Has de saber qué has hecho mal o qué has hecho distinto. Has de verlo, comprenderlo, y ponerle remedio. Y de una semana a otra, del Calderón al Camp Nou, no he visto que hayan tomado buena nota en este sentido.
Comportamiento
Si repasas el historial de este grupo, si miras su trayectoria en los cien partidos de la era Guardiola, los éxitos no han llegado por un solo jugador. Han llegado porque todos han funcionado como equipo. No es una cuestión de calidad. La mayoría puede adornarse y levantar un ¡oh! de la grada. Es otra cosa. Es una cuestión de comportamiento. Y por comportamiento no quiero decir falta de entrega. Correr, corrieron mucho. En el Calderón, por sus propias inseguridades. Ante el Racing, aunque menos evidente por el 3 a 0 casi sin querer a la media hora, también se pegaron muchas carreras extra por el exceso de conducciones y balones perdidos, lo que hipotecaba el juego de posición de unos y otros.
Hay dos formas de hacer una jugada invididual. Una es hacerlo con espacio por delante, tú contra tu marcador, y si le superas, vía libre hacia la portería rival. La otra es buscar tu lucimiento personal, lo que yo llamo gustarte, en una zona del campo más retrasada y, por tanto, más comprometida. En el tramo de construcción siempre es mejor jugar a un toque y buscar el apoyo del compañero. Por ahí acabarás encontrando más fácil el espacio. Y no el tuyo, que también, sino el de otro compañero más adelantado. Y luego, que sea él el que se la juegue en acción individual. ¿Cuántos balones les llegaron a Henry o Messi? ¿Y en qué condiciones? Si se lo haces llegar tarde, sólo puedes encomendarte a una genialidad suya. Puede llegar, sin duda, pero es más sencillo si les das algo más de ventaja.
Cambio de tarjeta
Cambiando de tema, me agrada la posibilidad de que pasen de tarjeta roja a amarilla al jugador que comete falta sobre el último atacante en el interior del área en una ocasión manifiesta de gol. En lugar de penalti y expulsión, penalti y amarilla. De por sí, un penalti ya es suficiente castigo. Muchos partidos se han estropeado precisamente por esa expulsión directa. Una forma de proteger no tanto al defensa, sino al portero. En su caso, castigado en exceso no por una acción violenta, sino por tratar simplemente de abortar un gol.
El debut del nuevo Barça en el Camp Nou se produjo ante el Racing. Se saldó con un empate, pero el juego del equipo permitía presagiar grandes cosas. Un año y medio después, decepcionó. Pese al 4-0.
[Only registered and activated users can see links] Torrejón intercepta el balón ante el avance de Messi el sábado por la noche en el Camp Nou. Foto: AFP PHOTO / LLUÍS GENÉ
Johan Cruyff
Hace un año y medio, el primer partido de Liga del nuevo Barça en el Camp Nou se jugó contra el Racing. El equipo venía de perder la primera jornada frente al Numancia y aquel día se empató. A mí me encantó como se jugó. No se ganó pero se mostraron muchísimas cosas. Dije que aquel equipo “pintaba bien, pero que muy bien”. Me quedé solo. Nadie vio mas allá del resultado. Dos partidos, un punto aquí y acababa el análisis. Aquel Barça-Racing fue fantástico. El del sábado fue el peor partido de la era Guardiola. El peor de una cifra generosa y redonda, cien.
Que nadie se lleve a engaño por el resultado final. Si analizas los cuatro goles, solo salvas el de Márquez. Y llegó de falta directa, no en jugada. En el primero, fallo garrafal de un defensa. En el segundo se abre la barrera y en el último hay una pierna que desvía el disparo de Thiago. 4 a 0, cierto, pero más allá de fortunas varias, ¿qué más ocasiones claras de gol gestó el equipo? Y lo peor de todo, viniendo como venías de perder en el Calderón por cometer una serie muy concreta de fallos... ¿Nadie aprendió nada? Éste es el interrogante que me inquieta.
Diferencia de calidad
Vi los mismos errores, los mismos, ante el Racing que ante el Atlético de Madrid. La diferencia reside en la calidad de los jugadores de uno y otro rival. El Barça fue el mismo. Como en el Calderón, combinación como equipo en cuentagotas. Otra vez mucha conducción. Otra vez multitud de balones perdidos. En el fútbol la máxima calidad es jugar a un toque. Dos ya puede ser excesivo. Cuando superas esta cifra y vas por libre, adiós al juego de posición y al ritmo de balón. Directamente dejas de sorprender, te cierras tú mismo los espacios y todo se hace más lento y previsible. Y fueron muchos los que volvieron a ir por libre, hipotecando las virtudes de todo el equipo.
Puedes jugar mal un día. Faltaría más. Sobre todo, tras encadenar 21 partidos invicto en Liga. Y más tras haber ganado todo lo que llevas ganado en un tiempo récord. Has hecho tantas cosas y tan bien, que todo el mundo puede tomarse un respiro. Pero puedes hacerlo jugando simple pero eficaz, o bien tomando malas decisiones. Y el equipo ha decidido tomarse un respiro a través de la segunda vía. Puedes jugar mal un día y perder incluso de forma merecida. La derrota forma parte del deporte. Pero si la derrota es merecida, queda la parte buena. Has de aprender la lección. Has de saber qué has hecho mal o qué has hecho distinto. Has de verlo, comprenderlo, y ponerle remedio. Y de una semana a otra, del Calderón al Camp Nou, no he visto que hayan tomado buena nota en este sentido.
Comportamiento
Si repasas el historial de este grupo, si miras su trayectoria en los cien partidos de la era Guardiola, los éxitos no han llegado por un solo jugador. Han llegado porque todos han funcionado como equipo. No es una cuestión de calidad. La mayoría puede adornarse y levantar un ¡oh! de la grada. Es otra cosa. Es una cuestión de comportamiento. Y por comportamiento no quiero decir falta de entrega. Correr, corrieron mucho. En el Calderón, por sus propias inseguridades. Ante el Racing, aunque menos evidente por el 3 a 0 casi sin querer a la media hora, también se pegaron muchas carreras extra por el exceso de conducciones y balones perdidos, lo que hipotecaba el juego de posición de unos y otros.
Hay dos formas de hacer una jugada invididual. Una es hacerlo con espacio por delante, tú contra tu marcador, y si le superas, vía libre hacia la portería rival. La otra es buscar tu lucimiento personal, lo que yo llamo gustarte, en una zona del campo más retrasada y, por tanto, más comprometida. En el tramo de construcción siempre es mejor jugar a un toque y buscar el apoyo del compañero. Por ahí acabarás encontrando más fácil el espacio. Y no el tuyo, que también, sino el de otro compañero más adelantado. Y luego, que sea él el que se la juegue en acción individual. ¿Cuántos balones les llegaron a Henry o Messi? ¿Y en qué condiciones? Si se lo haces llegar tarde, sólo puedes encomendarte a una genialidad suya. Puede llegar, sin duda, pero es más sencillo si les das algo más de ventaja.
Cambio de tarjeta
Cambiando de tema, me agrada la posibilidad de que pasen de tarjeta roja a amarilla al jugador que comete falta sobre el último atacante en el interior del área en una ocasión manifiesta de gol. En lugar de penalti y expulsión, penalti y amarilla. De por sí, un penalti ya es suficiente castigo. Muchos partidos se han estropeado precisamente por esa expulsión directa. Una forma de proteger no tanto al defensa, sino al portero. En su caso, castigado en exceso no por una acción violenta, sino por tratar simplemente de abortar un gol.