Renato11
21/11/2009, 23:36
VICTORIA CON AUTORIDAD DE GRANDE
El Sevilla ganó en el Heliodoro Rodríguez López sin apenas forzar la máquina. El equipo de Jiménez fue muy superior y sólo esperó el paso de los minutos para ganar el encuentro. Perotti y Renato hicieron los goles.
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Gana el Sevilla los partidos esta temporada con una suficiencia que inevitablemente invita a soñar. Los de Manolo Jiménez no dieron esta tarde ni una sola opción a un Tenerife voluntarioso pero incapaz ante un rival muy superior en todas las facetas del juego. Como si de un diesel se tratara, el equipo comenzó el choque bien plantado y conforme la intensidad inicial local bajó en defensa, las diferencias quedaron en evidencia, cristalizadas en el marcador por un golazo de Perotti, en una contra perfecta. Ya en la reanudación Renato hizo con un trallazo inapelable el segundo y definitivo de un encuentro que los hispalenses dominaron a su antojo.
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El Tenerife no salió mal, Oltra preparó el partido a conciencia, diseñando un marcaje de Bellvis, con continuas ayudas, muy agresivo a Navas. Pero a este Sevilla no se le maniata parando a un solo hombre. Lo mejor de este equipo son los múltiples caminos que atesora para llegar al gol. Desde el comienzo Zokora impuso su fuerza en la medular. El marfileño llegaba a todas y hacía salir muy bien al equipo a la contra. Kanouté con el primer cuarto de hora cumplido pudo hacer el primero, pero le cayó en la zurda y detuvo Aragoneses. Sin embargo, en el 32 nada pudo hacer el meta ante una contra letal. Kanouté en la divisoria metió un pase profundo excepcional, que Navas agarró, para colocar, con un pase magnífico, un balón de oro que Perotti no desaprovechó.
Obviamente, la ventaja dio más confianza al Sevilla, que encontraba en la inspiración de Renato el arma perfecta para controlar el juego. El resultado era justo pero antes del descanso el Tenerife, que basaba todo su potencial en las jugadas a balón parado, pudo haber logrado las tablas con un testarazo al bote de una falta lateral. Afortunadamente, Sicilia no estuvo certero.
En el segundo tiempoo el control del Sevilla de la situación continuó siendo claro. No obstante, los locales, con un Nino siempre movedizo, buscaban la sorpresa. A punto estuvo de tenerla el menudo delantero tinerfeño, aprovechándose de una desaplicación atrás, pero justo cuando pisaba área apareció Marc Valiente con un corte providencial. Aquella jugada espoleó a los hispalenses, muy acomodados en las contras, para sentenciar la contienda.
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El gol de Renato fue como una especie de muestra de poder ante un rival que intentaba inquietar y no podía. El tanto llegó con una contra que Kanouté desde la derecha puso en el área, acabando el balón rechazado en los pies de Renato, que se sacó un derechazo inconmensurable.
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Con el 0-2 el encuentro dejó de tener historia. Jiménez sacó a media hora del final a Romaric por Kanouté, con el fin de controlar el mediocampo. Los hispalenses se acomodaron con el resultado, muy seguros de sí mismos, y demasiado contemplativos en las contras, perdonando en exceso. El choque tomó picante en el minuto 75, con el tanto de Nino, aunque ese tirón de orejas puso al equipo en alerta y los cinco sentidos en conservar un marcador que debían de haber cerrado antes.
El triunfo del Sevilla refuerza la confianza en una plantilla que genera lógica ilusión. Llegaba muy tocado el Sevilla, con múltiples bajas, jugadores importantísimos en el dique seco como Escudé, Sergio Sánchez, Palop o Adriano... Pero este Sevilla tiene múltiples recursos y sobre todo exhibe una confianza cuando pisa el verde que abruma a los rivales. En Tenerife dio la sensación que se apuntó los tres puntos sin ni siquiera remangarse, como si tuviera que cumplir un trámite. Y eso es propio de equipos grandes.
El Sevilla ganó en el Heliodoro Rodríguez López sin apenas forzar la máquina. El equipo de Jiménez fue muy superior y sólo esperó el paso de los minutos para ganar el encuentro. Perotti y Renato hicieron los goles.
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Gana el Sevilla los partidos esta temporada con una suficiencia que inevitablemente invita a soñar. Los de Manolo Jiménez no dieron esta tarde ni una sola opción a un Tenerife voluntarioso pero incapaz ante un rival muy superior en todas las facetas del juego. Como si de un diesel se tratara, el equipo comenzó el choque bien plantado y conforme la intensidad inicial local bajó en defensa, las diferencias quedaron en evidencia, cristalizadas en el marcador por un golazo de Perotti, en una contra perfecta. Ya en la reanudación Renato hizo con un trallazo inapelable el segundo y definitivo de un encuentro que los hispalenses dominaron a su antojo.
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El Tenerife no salió mal, Oltra preparó el partido a conciencia, diseñando un marcaje de Bellvis, con continuas ayudas, muy agresivo a Navas. Pero a este Sevilla no se le maniata parando a un solo hombre. Lo mejor de este equipo son los múltiples caminos que atesora para llegar al gol. Desde el comienzo Zokora impuso su fuerza en la medular. El marfileño llegaba a todas y hacía salir muy bien al equipo a la contra. Kanouté con el primer cuarto de hora cumplido pudo hacer el primero, pero le cayó en la zurda y detuvo Aragoneses. Sin embargo, en el 32 nada pudo hacer el meta ante una contra letal. Kanouté en la divisoria metió un pase profundo excepcional, que Navas agarró, para colocar, con un pase magnífico, un balón de oro que Perotti no desaprovechó.
Obviamente, la ventaja dio más confianza al Sevilla, que encontraba en la inspiración de Renato el arma perfecta para controlar el juego. El resultado era justo pero antes del descanso el Tenerife, que basaba todo su potencial en las jugadas a balón parado, pudo haber logrado las tablas con un testarazo al bote de una falta lateral. Afortunadamente, Sicilia no estuvo certero.
En el segundo tiempoo el control del Sevilla de la situación continuó siendo claro. No obstante, los locales, con un Nino siempre movedizo, buscaban la sorpresa. A punto estuvo de tenerla el menudo delantero tinerfeño, aprovechándose de una desaplicación atrás, pero justo cuando pisaba área apareció Marc Valiente con un corte providencial. Aquella jugada espoleó a los hispalenses, muy acomodados en las contras, para sentenciar la contienda.
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El gol de Renato fue como una especie de muestra de poder ante un rival que intentaba inquietar y no podía. El tanto llegó con una contra que Kanouté desde la derecha puso en el área, acabando el balón rechazado en los pies de Renato, que se sacó un derechazo inconmensurable.
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Con el 0-2 el encuentro dejó de tener historia. Jiménez sacó a media hora del final a Romaric por Kanouté, con el fin de controlar el mediocampo. Los hispalenses se acomodaron con el resultado, muy seguros de sí mismos, y demasiado contemplativos en las contras, perdonando en exceso. El choque tomó picante en el minuto 75, con el tanto de Nino, aunque ese tirón de orejas puso al equipo en alerta y los cinco sentidos en conservar un marcador que debían de haber cerrado antes.
El triunfo del Sevilla refuerza la confianza en una plantilla que genera lógica ilusión. Llegaba muy tocado el Sevilla, con múltiples bajas, jugadores importantísimos en el dique seco como Escudé, Sergio Sánchez, Palop o Adriano... Pero este Sevilla tiene múltiples recursos y sobre todo exhibe una confianza cuando pisa el verde que abruma a los rivales. En Tenerife dio la sensación que se apuntó los tres puntos sin ni siquiera remangarse, como si tuviera que cumplir un trámite. Y eso es propio de equipos grandes.